miércoles, 15 de septiembre de 2010

LAGO CHAMO Y DORZE



Un buen zumo de mango para desayunar es un buen comienzo para cualquier “esforzado” viajero. Mati nos recoge en nuestro hotel de “lujo”, ya que tanto él como los conductores duermen siempre en uno más económico, para ir en dirección al lago Chamo. Embarcamos con la idea de avistar cocodrilos e hipopótamos y hay que reconocer que los pudimos ver bien de cerca. De vuelta, comimos una injera, plato típico de este país que se come a todas horas. Como hoy es miércoles la injera es vegetal, ya que en Etiopía hay una mayoría de población cristiana copta que guarda cuaresma los miércoles y los viernes. Por la tarde, ascendemos por una pista de tierra hasta Dorze para visitar a esa etnia. Nada más atravesar una empalizada de troncos de bambú entrelazados, podemos observar las casas con forma de elefante característica de esta etnia. Parece ser que hace tiempo vivían elefantes por esta zona. Agradecemos que la visita esté organizada de tal forma que parece que visitamos un museo etnográfico en vivo. Como todo está incluido en el precio que paga nuestro guía, no hay nadie pidiéndonos dinero alrededor nuestro, ni nadie que se moleste si decidimos sacar una foto. En Dorze asistimos a la ceremonia del café, que según nos cuenta Mati, consiste en servir a los invitados hasta tres tazas cada vez más aguachinadas, antes de despacharlos a sus casas. A nosotros, una joven nos tuesta los granos de café, que luego muele para servirnos unas tazas de café humeante recién preparado. En otra parte del poblado, otra señora teje en un telar las vistosas telas que luego venden en un puesto. Y más allá, otra joven nos enseña como aprovechan las hojas del plátano para extraer una masa tipo torta que luego constituye con los vegetales la base de su alimentación. También nos muestra cómo los filamentos de esas hojas se convierten en resistentes cuerdas una vez que son raspadas hasta reducirlas a su mínima expresión. Ya en el viaje de vuelta a Arba Minch volvemos a ver a la misma gente por la carretera, o lo que es lo mismo, mujeres y niños acarreando fardos de leña o todo tipo de bultos que encorvan sus cuerpos por culpa del peso. Y esa labor es el día a día para ellos.

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