lunes, 26 de diciembre de 2011

MI LISTA DE LIBROS DEL 2011

Acaba el 2011, y como hice el año pasado, aquí os dejo mi lista de los diez mejores libros que he leído este año. Por si acaso, aviso que no todos son novedades literarias: 1º) 84, CHARING CROSS ROAD de Helene Hanff 2º) PLATA QUEMADA de Ricardo Piglia 3º) JUVENTUD de J.M.Coetzee 4º) TRENES HACIA TOKIO de Alberto Olmos 5º) TRES ATAUDES BLANCOS dE Alberto Ungar 6º) LA TRILOGÍA NOCILLA de Agustín Fernández Mallo 7º) TOKIO YA NO NOS QUIERE de Ray Loriga 8º) ILUSTRADO de Miguel Syjuco 9º) DESEO DE SER PUNK de Belén Gopegui 10º) VERANO de J.M.Coetzee Feliz año nuevo a todos los que seguís este blog.

viernes, 16 de diciembre de 2011

UNBOXING DEL KINDLE POR PALABRAS

Esta semana he recogido el paquete conteniendo el nuevo lector de libros Kindle (cuesta 99.- euros + 2,99.- euros de gastos de envío). Son rápidos esta gente, en menos de cinco días ya tenía el mensaje en mi móvil para que recogiese el pedido que había hecho vía web. Una vez desenvuelto el pequeño paquete puedo apreciar las dimensiones reales del aparato, que cabe perfectamente en el bolsillo trasero de mi pantalón. Y dentro de la caja, aparte del kindle y sus instrucciones de uso, no hay mas que un cable USB para conectarlo al ordenador. Todo muy sencillo, como para tontos. Agarro con mucho cuidado el lector, ya que parece tan delicado que me da miedo que por un descuido se me resbale de las manos. Una vez que pulso el botón de inicio del kindle, sale un sencillo menú de configuración para elegir el idioma, etc. Ya sabía de antemano que de serie venía cargado con el diccionario de la Real Academia Española de la lengua y el Oxford English, pero también se pueden descargar los diccionarios de francés, portugués e italiano para quien los necesite. Como ya me había dado de alta en amazon cuando encargué el kindle, entrar en la tienda amazon y bajarse libros (en este caso, los clásicos gratuitos), no cuesta mas que un clic. He probado tanto desde el ordenador como desde el lector, y como ambos están sincronizados aparece a la vez en los dos soportes sin ningún problema. Toca trastear con el kindle, manejando los botones y el teclado que aparece en la pantalla digital para realizar la búsqueda de libros, etc. Este modelo kindle no cuenta con una pantalla táctil para manejar el teclado ni moverse por las páginas de los libros, y reconozco que eso ralentiza el uso del aparato, pero considero que no es una desventaja muy significativa. El kindle se puede manejar con una sola mano gracias a su ligereza (170 gramos) y sus botones laterales que permiten pasar las páginas de forma bastante rápida. Ya sólo nos queda trastear por la tienda de amazon para comprobar su catálogo. Ahí es donde más pegas encuentro. Los de Amazon presumen de contar con más de mil libros gratuitos de clásicos de la literatura. Pues nada, me bajo 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne y cuando me pongo a leerlo me aparecen palabras con las sílabas finales separadas. A lo mejor es que he tenido mala suerte con la elección y el resto del catálogo no está lastrado por ese error; no lo sé. Consulto el catálogo de pago y me encuentro también con varias lagunas. Si buscas un libro de un autor menos famoso te puedes encontrar que figure la versión en papel pero no la digital. Y esta vez hago varias consultas para probar y en todas me encuentro con el mismo problema. Me figuro que el catálogo de amazon se irá actualizando poco a poco, y que con el tiempo y una caña todo libro publicado aparecerá tanto en versión digital como en su formato tradicional en papel. De todas formas, mi valoración final es bastante positiva y recomendaría el kindle para un uso compartido con el libro en papel, ya que para mí son dos sistemas que por ahora son totalmente compatibles.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

BAGÁN

BAGÁN (18-21 DE AGOSTO) Nos despedimos de Mandalay embarcándonos bien de mañana en un viaje que nos llevará después de unos 350 kilómetros y unas once horas de navegación por el río Irawadi hasta la ciudad de Bagán. Esta larga travesía supone, por tanto, pasar todo el santo día dentro de la superficie de un pequeño barco. No hay muchas comodidades, pero tampoco estamos nada mal, sobrellevando el día recostados en las tumbonas mientras sesteamos, comiendo las viandas que previamente hemos comprado para almorzar, jugando a las cartas, tomando ese sol que por fin se anima a salir y admirando el paisaje que lentamente vamos dejando atrás, con un cielo en donde el horizonte se extiende sin límites solamente difuminado por algunas nubes que presagian tormenta. Una vez en Bagán nos instalamos en el hotel Thante que cuenta con unos bungalows y sobre todo con una piscina que seguro que utilizaremos en estos días que se presagian un tanto bochornosos. Pare recorrer la zona monumental de Bagán hay dos maneras de hacerlo, o bien en carro, o bien en bicicleta de alquiler. Nosotros elegimos la bici, ya que nos permite desplazarnos con comodidad de pagoda en pagoda. Manu nos ha proporcionado un mapa con las pagodas más representativas y el orden para visitarlas. Nos movemos siguiendo las indicaciones de nuestro plano como si participáramos en una prueba de orientación, parándonos en todas las pagodas marcadas de antemano como si se tratase de balizas. El conjunto monumental no desmerece en nada a lo que esperábamos. Nos encontramos pagodas pequeñas decoradas con antiguas pinturas en sus muros de un gran valor artístico, pagodas de gran tamaño que ponen a prueba nuestras piernas al intentar subir sus empinados escalones, y pagodas edificadas en una posición privilegiada, como la llamada Taghyanpone, que nos permite realizar unas fotos de toda la zona monumental al atardecer que ya de por sí justifican un viaje a Birmania. En sólo dos días recorremos en bicicleta toda la zona arqueológica, moviéndonos por carreteras asfaltadas y caminos de tierra que ponen a prueba nuestra pericia sobre las bicicletas. El tiempo sigue revuelto, provocando que de vez en cuando tengamos que guarecernos de la lluvia debajo de un árbol o bajo el techo de un restaurante que elegimos al azar. También pasamos por el pueblo de Minnanthu, en donde una niña, cómo no, (en estos países siempre te encuentras con un niño en el camino que curra para la familia), nos ofrece que pasemos por su casa. Su hogar parece un museo etnográfico, con su telar, con su molino para moler sésamo para aceite, con su cocina tradicional en donde nos enseña la alimentación que llevan, sobre toda a base de vegetales porque la carne es más cara para ellos, y con su puestecillo en donde venden las telas que confeccionan ellos mismo. El último día en la zona de Bagán nos conduce hasta el conocido monte Popa. Y el tiempo que tampoco vuelve a acompañar, porque el día sale nublado y no nos permite ver la roca volcánica en el que está asentado el monasterio de Popa. Pues nada, bajamos del autobús, nos descalzamos y subimos las tropecientas escaleras que no llevan hasta la cima del monasterio. Si es reconocido el monte Popa es sobre todo por la cantidad de monos que alberga. No me extraña que no haya más que cagadas de monos por toda la escalera, y claro, andar descalzo no resulta ni muy agradable ni higiénico. Y ojo con los monos, que tienen muy mala leche y no se les puede sostener la mirada mucho tiempo, o como te descuides te roban la cartera como si fueran vulgares rateros. En este final de viaje siento que un sentimiento de decepción se está haciendo fuerte dentro de mí. En estas circunstancia me pregunto si merecía la pena el desvío hasta el Monte Popa para sólo intuirlo y pisar cagadas de mono, si hubiera sido mejor haber pasado el último día en otro lugar que no fuera Yangón, que ya lo tenemos visto, etc. Aunque creo que mi estado de ánimo está influído por la pequeña gastroenteritis que me persigue en este final de viaje. No lo sé; también está la tristeza motivada porque el final del viaje ya está demasiado cerca, tanto que nos sentimos nostálgicos cuando realizamos las últimas compras, los últimos regalos para cumplir con amigos y parientes.

domingo, 13 de noviembre de 2011

TINTÍN Y LECTURAS DEL MES

Salgo de ver la película de Tintín en tres dimensiones. Una pasta. Diez euros por persona porque nos hemos tenido que comprar las gafas de 3D. Es la primera vez que veo una peli en 3D y no puedo comparar, pero creo que los efectos especiales de esta película no son tan impresionantes como para que sea obligatorio verla de esta manera. Me ha gustado la unión que han hecho de los tres títulos de Tintín para la elaboración del guión (creo que son sólo tres, porque que yo sepa en la peli se recogen EL CANGREJO DE LAS PINZAS DE ORO, EL SECRETO DEL UNICORNIO Y EL TESORO DE RACKHAM EL ROJO). Ya compararé cuando saquen en un futuro la segunda parte de esta película, porque han dejado un final abierto para sacar más dinero con las historias de Tintín. He terminado de leer LA CENA de HERMAN KOCH. No me gustan los libros con moralina y éste es uno de ellos. Tampoco me ha gustado la violencia que se describe y no porque se pretenda justificar, como es en el caso de los protagonistas de este libro, sino porque me da mal rollo que ande tanto loco por el mundo envuelto en piel de cordero. Prefiero los malos que no se ocultan porque se les ve venir. Me estoy poniendo al día con los comentarios sobre libros que he leído. Otro que he terminado recientemente es LA PRESA de KENZABURO OÉ. Bueno; se lee rápido esta historia sobre la pérdida de la inocencia. También es un libro duro porque de repente te das cuenta que hay mucha maldad en el mundo y que como no espabiles te pisan, te humillan, te joden, te dan por el culo, etc. Vamos, que para sobrevivir en este mundo hay que ser un poco cabroncete. Y el mejor libro que me he leído en este último mes es 84 CHARING CROSS ROAD de HELENE HANFF. Muy recomendable. Me ha encantado el estilo directo, franco y natural de la escritora en sus cartas a Frank Doel, el librero inglés. Se respira literatura por los cuatro costados, se habla de libros con erudición pero sin petulancia. Y también se habla de la vida diaria, de la cesta de la compra, del trabajo mal pagado de la escritora que sólo le da para sobrevivir, etc. Es de esos libros indispensables que todo amante de la literatura se debería leer en su vida. Y si no te lo lees es que eres un amargado, soberbio y listillo que piensas que lo que tú escribes es mejor y más culto.

sábado, 12 de noviembre de 2011

MANDALAY

Mandalay (14-17 de agosto) Nos despedimos de Kentung con una visita mañanera a las pagodas de la ciudad antes de coger el vuelo que nos llevará hasta Mandalay. La amabilidad de esta gente queda reflejada en la conversación que tuvimos con una anciana en una de las pagodas. Aparte de explicarnos la vida de Buda con una paciencia infinita, no dudó en invitarnos a comer junto al resto de su comunidad. Declinamos amablemente la invitación con la excusa de que teníamos que coger un avión, ese avión que en menos de dos horas nos dejaría en Mandalay, una de las capitales antiguas de Birmania. Nos alojamos en el hotel Mandalay City, muy céntrico, muy moderno y el más cómodo hasta la fecha. Dejamos las maletas y en medio hora salimos para visitar el festival de la luna llena de los Nats. En este país además de profesar el budismo, en algunas partes son animistas y creen en los Nats, que son unos espíritus tan juguetones que les da por poseer a la gente cuando se les presenta la ocasión. Las personas bailan totalmente borrachas al sentirse poseídas y se monta una fiesta en donde la música atonal es la estridente protagonista que resuena por todos los rincones del festival. Para evitar robos y despistes del personal vamos por la feria detrás de Manu en fila india, algunas agarraditas de las manos y con el corazón en un puño, el resto empapados en sudor debido al calor asfixiante que se respira. Después de dar vueltas y más vueltas sorteando al respetable salimos sanos y salvos del festival Nats. Al día siguiente embarcamos hasta Mingún, otra de las antiguas capitales desiertas de Birmania que destaca por su pagoda de ladrillo. Las pretensiones del monarca de la época es que fuera la más alta del mundo pero un terremoto echó por tierra su proyecto. Desde su máxima altura se aprecian unas bonitas vistas del río Irawadi, de la pagoda Hsinbyume y de la campana de Mingún, la segunda más grande del mundo. Por la tarde visitamos otra pagoda, la segunda más importante de este país a nivel religioso, la llaman Mahamuni Paya, y aquí también revisten a su buda con láminas de pan de oro como forma de veneración. Al día siguiente visitamos más capitales antiguas de Birmania: Amarapura, Inwa (Ava) y Sagaing. En Amarapura está el famoso puente de teca de Ubein de más de un kilómetro de longitud y que ha resistido el paso de los años a pesar de las periódicas crecidas del río. Cruzo el puente de la mano de Teté, una niña de catorce años que habla bien el castellano y me figuro que otros idiomas, porque quiere estudiar turismo de mayor para conseguir un futuro más digno. Gracias a toda la información que me ha facilitado, Teté se ha ganado a pulso que le compre un collar, que al fin y al cabo, para eso estaba conmigo. En Ava nos montamos por parejas en carretas de bueyes porque parece que no hay otro medio mejor de locomoción para hacer las visitas obligadas. Sólo nos falta en este viaje montar a caballo. En Sagaing nos subimos hasta la colina del mismo nombre para contemplar al atardecer las vistas del Irawadi, y observamos desde su altura las cúpulas brillantes de las pagodas que resaltan en medio de toda la vegetación. Nuestro último día en Mandalay comienza con la visita a un taller de fabricación de pan de oro. Nunca había visto un trabajo tan duro, una labor tan de esclavos. A base de martillazos que les va rompiendo la espalda poco a poco, estos jóvenes dedicados a esta dura labor (no se puede trabajar muchos años en este oficio), transforman una onza de oro en láminas muy finas que luego son vendidas como lo que nosotros conocemos como pan de oro. No se golpea directamente sobre el oro, sino que se introducen intercaladas en un librillo de papel de estraza recubierto en cuero duero. Y así durante ocho horas al día, parando únicamente para comprobar que el trabajo se realiza correctamente. Además, en este trabajo se cobra a destajo un sueldo mínimo, que un día de esfuerzo equivale sólo al coste de una comida en un restaurante de turistas. Nuestro guía decide dejarnos la tarde libre porque intuye que ya estamos un poco hartos de ver pagodas. Ya veis, unos se cansan trabajando en talleres de mala muerte y nosotros nos cansamos de hacer turismo. ¡Ironías de la vida! En fin; aprovechamos la tarde yendo a la piscina del hotel en donde nos bañamos para reponernos del calor húmedo de este clima. Incluso, no nos importa en absoluto que nos caiga un chaparrón en pleno baño.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

KENTUNG (11 al 14 de agosto)

Iniciamos una etapa del viaje que nos lleva hasta la ciudad birmana de Kentung que está localizada en el famoso triángulo del oro. Esta parte del mundo destaca sobre todo por ser el territorio dominado por los señores de la droga, que campean a sus anchas entre las fronteras de Birmania, Tailandia y Laos. Nada más acercarnos en avión a esta región te das cuenta que en esta selva verde e inaccesible, sobre todo en la época de lluvias, es casi imposible hacerse con el control militar. Para acercarnos hasta ese territorio, previamente nos despedimos del lago Inle visitando la pagoda Shwe Yan Pyay, que es la actual portada de la guía birmana de Lonely Planet. Realmente es muy bonita, con su fachada de madera de teca y ventanas ovaladas que permiten observar a los monjes mientras rezan, o hacen que rezan, que más parece que posan para las fotografos que se apostan para intentar emular la reconocida imagen de la guía. Volamos desde el aeropuerto de Heho hasta Kentung en nuestro primer vuelo doméstico. Nos llama la atención la sencillez de los trámties a la hora de realizar estos viajes internos. Si hasta se puede llevar una botella de agua en la mano y los aduaneros no te la requisan. Ya en la sala de espera, casi recibimos al avión que esperamos en plena pista de aterrizaje, ese mismo avión que nos deja sordos en pleno vuelo por culpa del ruido de sus motores. Llegamos sin contratiempos a Kentung y nos instalamos en el hotel Paradise, en pleno centro de esta pequeña ciudad. Eso sí, llegamos ya de noche y con el tiempo justo para darnos una vuelta por sus calles más céntricas acompañados por Manu, nuestro guía. Nos levantamos temprano y nada más asomarnos a la ventana vemos que llueve copiosamente. Manu nos avisa que en estos días tenemos que realizar excursiones a pié por caminos embarrados para llegar a los poblados que vamos a visitar. Vamos, que el tiempo actual no acompaña, y que ya veremos lo que se puede hacer si tenemos que andar por sendas llenas de barro que más nos parecerán pistas de patinaje. Pese al mal tiempo salimos a la aventura. Personalmente tenía ganas de estirar las piernas y disfrutar de Birmania de otra manera. Nuestros pasos nos llevan hasta poblados de la etnia Ann, Athe, Palaug y Wa que parecen varados en el tiempo, y en donde las condiciones de vida son muy complicadas (chozas, suciedad, niños descalzos, hombres y mujeres con los dientes negros de masticar betel, etc). Para visitar estos poblados es necesario "pagar la entrada" mediante la distribución a modo de presente de galletas a los niños y champú para los mayores. En esta parte del país también nos toca viajar mucho en vehículos todo-terreno. Largos desplazamientos por caminos embarrados, bacheados e inundados en alguna ocasión por culpa de las abundantes precipitaciones de las que somos testigos estos días. Pero gracias a la lluvia apreciamos un espectacular paisaje, con enormes extensiones de arrozales de un verde intenso y montañas rodeadas por jirones de niebla tras el paso de las tormentas. El último día en esta parte del país nos lleva hasta un poblado de la etnia Loi. La tónica se repite: dos horas de traslado en coche hasta el inicio de la caminata, sendero embarrado con una humedad sofocante que hace penoso el andar, y por fin, llegamos hasta un poblado perdido en la montaña.Pero este poblado destaca sobre todos los demás vistos hasta ahora. Los loi viven en casas comunales en donde reside toda la familia por extensa que sea. Allí duermen, comen, juegan y trabajan, los padres, madres, hijos, tíos, primos y demás familia. Este pueblo también cuenta con un monasterio de una gran belleza, en donde comemos sentados en el suelo mientras niños monjes con sus vestidos de color azafrán juegan montados en sus bicis o fuman a la sombra de los muros. Sentimos que el color naranja se funde con el verde armonizando simbólicamente con el espíritu de este viaje por Birmania.

jueves, 27 de octubre de 2011

VUELTA CICLISTA AL LAGO INLE

10/08/11 Como hoy tenemos el día libre, la mayoría del grupo decidimos alquilar unas bicicletas y darnos una vuelta circular por el lago Inle. Partimos de Nyaung Shwe y tras once kilómetros por carretera bacheada llegamos al pueblo de Maig Thauk. Allí dejamos las bicis al cuidado de una persona conocida del dueño de las bicis, que cuenta con una básica tasquilla para que consumamos, para subir andando por una pista de tierra hasta el monasterio del mismo nombre en donde disfrutamos de unas buenas vistas del lago Inle. Bajamos de nuevo hasta Maig Thauk para montarnos en barca, bicis incluídas, y atravesamos el lago hasta la orilla opuesta en donde desembarcamos en el pueblo de Khaung Daing, famoso en estos lares por la elaboración del tofu. Y para completar la vuelta circular, volvemos a coger las bicis (con tropezón incluído que dá con mis huesos en el suelo) y regresamos por carretera hasta Nyaung Shwe tras recorrer sobre nuestras pesadas bicicletas otros once kilómetros por carreteras que invitan al pedaleo. ¡Qué gozada! Disfrutamos mucho con nuestro día libre porque podemos ir a nuestro ritmo sin ningún plan prefijado de antemano. Además, gracias a viajar en bici y pararse en las diferentes aldeas que atraviesan el camino, tenemos un mayor contacto con la gente, sin guías que ejerzan de intermediarios ni vehículos que nos trasladen como formales turistas de un pueblo a otro. ¿Y que vemos por el camino? Pues se ven monasterios colgando de la montaña, la vida de la gente que vive en los palafitos al pie del lago, el largo puente de madera del pueblo de Maig Thauk a modo de puerto pesquero, cultivos flotantes y campesinos recogiendo tomates montados en sus barcas, pescadores Inthas que posan mientras faenan mostrando su peculiar técnica de pesca, y lo más curioso, un hotel de lujo surgido en donde uno menos se lo espera, que contrasta de forma evidente con el entorno y que nos ofrece una buena oferta gastronómica. Pues nada, paramos, comemos y sabemos apreciar en todo momento las comodidades que ofrece un hotel occidentalizado en este país del Asia oriental, que para eso somos buenos turistas.

jueves, 20 de octubre de 2011

KAKKU

09/08/11 Hoy la ruta nos lleva hasta el pueblo de Kakku perteneciente a la etnia P-Ow. En este país conviven muchas etnias, algunas todavía enfrentadas militarmente con la Junta de Gobierno actual, que ni se atreve a aventurarse en sus tierras. Antes paramos en Taunggy, la capital del estado Shan. En el edificio gubernamental recogemos a nuestra guía local que nos mostrará el mercado de la ciudad, con su variedad de frutas de nombres exóticos para nosotros, y la renombrada pagoda de Kakku. Esta pagoda está situada en medio del monte, en plena naturaleza, y destaca sobre todo por la multitud de estupas, algunas muy ornamentadas por su influencia hindú, y que ofrecen un marco idóneo para sacar todo el partido a nuestra cámara de fotos. ¿Que por qué nos acompaña una guía local? ¿Para que no nos perdamos en el largo trayecto que nos vemos obligados a realizar por pistas bacheadas que se tornan impracticables por el barro? Pues no; el motivo no es otro que el autogobierno con el que cuenta este estado y que obliga a los turistas a pasar por caja mediante la contratación de guías locales. Eso sí, la guía p-ow es muy profesional y no sólo es una mera acompañante obligada por las circunstancias. Pienso que si esta mujer hubiera nacido en otro país, con la inteligencia y el don de gentes que atesora, seguro que ocuparía un puesto de mayor relevancia y responsabilidad. Como hoy toca hablar de política, os comentaré que gracias a este autogobierno, esta etnia cuenta con una economía más saneada que les procura un mayor desarrollo en educación e infraestructuras. Según nos comenta Manu, nuestro guía, hasta no hace mucho tiempo esta etnia también estaba enfrentada al gobierno, pero parece que han llegado a un acuerdo que benefica a ambos bandos. Parece que la Junta de Gobierno tenía demasiados frentes abiertos.

sábado, 15 de octubre de 2011

IN-TEY

08/08/11 Un día más en tierras birmanas. Salimos en barca hasta el pueblo de In-tey que está enclavado al final de un ramal de uno de los ríos que abastecen de agua al lago Inle. El paseo en barca nos resultan a todos mucho más bonito, con sus zonas estrechas y reviradas que obligan a los barqueros a ser precavidos en las curvas para evitar choques entre barcas, y con el paso por debajo de varios puentes de madera que sirven de comunicación para los campesinos en esta venecia del sudeste asiático. Una vez que llegamos al pueblo visitamos su mercado bullicioso, y para nuestra sorpresa, encontramos a muchos de los mismos comerciantes que ayer estaban instalados en el mercado de Phaung Daw Oo. Después de las compras, -que siempre hay que comprar algo con tanto chollo en el mercado-, subimos las escaleras que nos conducen hasta la pagoda del pueblo. Esta pagoda destaca por sus múltiples estupas, algunas muy antiguas de ladrillo, y también esconde un pequeño tesoro en forma de sendero en la montaña con su cima coronada con otra estupa en construcción que ofrece unas vistas inmejorables de todo el lago Inle. Regresamos al pueblo y visitamos un taller de platería. Luego entramos en un comercio para ver a unas mujeres jirafa de la etnia padaw. Las pobres mujeres sirven de atracción para reclamo de turistas. Las contrata el dueño del comercio para que posen con su mejor sonrisa ante las cámaras de los "turistas-francotiradores". Nuestro guía nos informa que a pesar de que se sientan utilizadas por su imagen, estas mujeres tienen suerte porque se han visto obligadas a huir de la guerra por culpa de los señores de la droga y el ejército. Más interesante es sacar fotos a los huertos flotantes que la etnia Intha cultiva en el lago. Esta etnia se ha adaptado a la vida en el lago de una forma muy ingeniosa. En vez de cultivar sobre la tierra directamente, esta gente dispone las hileras de tomateras en el mismo agua del lago utilizando un lecho de algas secas que extraen del mismo lago y que luego rellenan de barro Para completar todo este ingenio se valen de una estructura de cañas de bambú que clavan en el fondo del lago. ¡Y ya está! Que el sol pega más a la izquierda, no importa, se mueve la fila de tomates y se coloca en donde mejor convenga. La recolección, por supuesto, se realiza en las barcas con los que no les hace falta andar mucho. Otra peculiaridad de esta etnia es la técnica que utilizan para pescar. El pescador se encuentra de pié en la barca, y en vez de remar con los brazos, reman con una pierna enroscada al remo que mueven con destreza para que la embarcación se desplace, y ellos mientras, tienen los brazos liberados para pescar con sus redes. No faltaba más, de regreso a nuestro hotel en Nyaung Swe nos hartamos de sacar fotos de estos pescadores mientras faenan.

viernes, 14 de octubre de 2011

LAGO INLE

07/08/11 Nuestra primera excursión por el lago Inle nos lleva en barca hasta la pagoda Phaung Daw Oo que alberga una capilla en donde se veneran varias imágenes de buda que parecen bombones de la marca Ferrero Rocher. Sí, es que las figuras han perdido su aspecto humano para convertirse en una masa de foma redondeada gracias a la acumulación de pequeñas láminas de pan de oro por parte de los devotos budistas (no todos, porque sólo se permite a los hombres este acto religioso). Salimos de la pagoda para continuar la visita por el mercado instalado en las traseras del recinto religioso. Comparado con otros países, deambular por los puestos no resulta especialmente agobiante en Birmania. De vez en cuando, una tenaz comerciante te asalta para que compres sus productos, pero hasta el regateo resulta más gracioso que tedioso, porque todavía no están maleados por el turismo y ni ellos mismos se creen los precios de partida con los que intentan venderte un collar o una figura de madera. Con sólo un "is a good price for you" se pone fin al negocio y todos felices y contentos. Montamos otra vez en la barca para darnos una vuelta por la "pequeña venecia del sudeste asiático". Cruces de canales como si fueran cruces de carreteras (sólo faltan los semáforos pero no los postes de la luz), con sus palafitos de madera desafiando al agua, y con la gente asomada a las ventanas mientras tiende la ropa, o con los niños de risa contagiosa bañándose desnudos mientras sus padres realizan trabajos de mantenimiento en los bajos de sus palafitos al abrigo de la lluvia, etc, etc. Nos detenemos en varios talleres. El primero es un taller de telas en donde tejen a la antigua usanza, con sus telares manejados de forma maestra por mujeres que sonríen mientras las fotografiamos. El segundo taller es una herrería que nos sorprende con su duro trabajo alrededor del fuego. El fuelle se mueve al compás de los brazos de un niño mientras los hombres golpean con sus mazos de forma aleatoria el trozo de hierro incandescente que poco a poco se va moldeando gracias a la pericia del maestro herrero. El tercer y último taller es uno de tabaco. Los cigarrillos se elaboran de forma manual gracias al trabajo de unas jóvenes que tienen tan automatizado el proceso de elaboración que hasta parece que hacen trucos de magia con el rápido movimiento de sus manos. Yo creo que hasta uno se puede quedar hipnotizado si te quedas mucho tiempo mirando atentamente su trabajo. Regresamos al hotel sentados en nuestra barca, relajados, con la mirada perdida en ese horizonte de agua que es el lago Inle, viendo el tráfico que viene y va a lo largo y ancho de este vasto cuerpo de agua.

viernes, 23 de septiembre de 2011

PINDAYA

06/08/11
Salimos temprano de Kalaw y nuestro viaje nos lleva por más campos de coles hasta la primera parada, la visita al mercado de Aungban. Callejeamos por los diferentes puestos, muy animados a esta hora de la mañana, en donde se vende todo tipo de productos de la tierra (también pescado seco, que aquí no hay frigoríficos para su conservación). Nosotros compramos a una simpática aldeana una bolsita de cacahuetes por 300 kyats (al cambio 30 céntimos de euro; barato para nosotros y bastante dinero para ellos), muy ricos en este país. Después de la visita al mercado nos dirigimos a Pindaya para visitar la famosa cueva de los 8000 budas. ¡A descalzarse toca! Es muy bonito el emplazamiento de la cueva, en mitad de una montaña en donde predomina el color verde de la abundante vegetación, pero una vez dentro, las figuras de diferentes materiales representando a buda dejan de mostrar interés en el momento que pasan a ser multitud. Comemos y visitamos una taller artesano que se dedica a la fabricación de sombrillas de papel. Nos explican el proceso de elaboración, desde la extracción de una pasta de un árbol de la zona, que se vierte en un cedazo mezclado con flores de distintos colores, y que luego una vez que se pasa por agua y se seca al sol, se convierte en la pasta de celulosa necesaria para la fabricación de las sombrillas. También nos hacen una pequeña demostración de cómo trabajan la madera para la elaboración del varillaje y el mango de la sombrilla. Todo manual; todo muy profesional. La tienda del taller es un buen lugar para que la gente empiece con la compra de sus regalos. Hay un poco de todo, abanicos, cuadernos, marcos de fotos a parte de las sombrillas de distintos tamaños. Una vez hechas las compras, viajamos por más campos de coles con carros repletos de verduras que pasan de mano en mano hasta los camiones que aguardan a ser cargados hasta la bandera. Y ya de noche, llegamos después de varias cabezadas interrumpidas por los continuos baches de la carretera, a Nyaung Shwe en el lago Inle. Nuestro hotel se llama Paradise y el alojamiento está dispuesto por una sucesión de coquetos bungalows de madera. Estamos situados en el centro del pueblo, a tiro de piedra de varios restaurantes en donde se ofrecen distintos menús y que van a convertirse en nuestros lugar de encuentro nocturno. En uno de ellos, hasta se puede comer diferentes platos de pizza bien rica en vez del arroz y los nuddles con los que nos estamos empapuzando estos días. Esta comida occidental fue el menú más repetido por la mayoría del grupo en los días que permanecimos en el lago Inle.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

KALAW

05/08/11
Otro día de transición, otra día que nos tenemos que comer muchos kilómetros en autobús hasta llegar a Kalaw, nuestro siguiente destino. Y también sigue lloviendo durante todo el viaje. No me extraña que el paisaje sea tan verde, con encharcados campos de arroz por todo el camino, y campesinos encorvados trabajando en los arrozales, o guiando a la pareja de bueyes como antaño se veía en España. La primera sensación que uno siente en Birmania nada más que se adentra en sus zonas rurales es que retrocedes cien años en el tiempo. El trabajo es totalmente manual y los animales de carga son todavía una pieza fundamental en las duras actividades del campo (en europa sólo relacionamos los bueyes con un buen chuletón). En este país no hay tractores y el ritmo lo marca el campesino con sus manos o el paso del buey mientras tira del arado. Seguimos avanzando y casi al final de la jornada nos toca subir un puerto de montaña que se eleva entre las nubes. El firme no es ni mucho menos tan firme, y la anchura de la carretera pone a prueba la pericia de nuestro conductor, que pita en cada curva de la carretera debido al elevado tránsito de camiones cargados con coles. ¿De dónde viene tanta col? Es que nada más que llegamos a la parte de alta del puerto el paisaje de montaña se transforma en una inmensa llanura de tierra fértil a más de mil metros de altitud, y no se ven mas que campos de coles, unos seguidos de otros hasta perderse en el horizonte. Llegamos a Kalaw casi de noche, con el tiempo justo para instalarnos en la habitación del hotel y salir a dar una vuelta por el pueblo. Nos acercamos en autobús porque el hotel está un poco alejado del pueblo y no conocemos el camino de tan recién llegados que estamos. La mayoría del grupo decide buscar un restaurante en donde matar el hambre, que no es hambre ni es nada, pero algo hay que comer aunque no se haya andando ni un metro en todo el día. Unos pocos, acompañados por Manu, estiramos las piernas subiendo las escaleras que nos conducen hasta la pagoda del pueblo. Si fuera de día se verían unas buenas vistas del entorno; como es de noche, el sonido de las oraciones nos anima a asomarnos de puntillas a una ventana iluminada del monasterio. Observamos y somos observados por unos niños vestidos con su atuendo de monje mientras rezan sus oraciones disciplinadamente guiados por su maestro. Ya hemos hecho hambre. Bajamos nuevamente al pueblo y cenamos en un restaurante chino con el aliciente de acompañar esta comida con un vino de la tierra que nos cuesta nueve euros. Merece la pena degustar este vino y probar otra cosa que no sea la cerveza de 650 cl que acostumbramos a tomar desde que hemos pisado suelo birmano.

lunes, 5 de septiembre de 2011

BAGO Y TAUNGOO


04/08/11

Sabemos que en estos primeros días de viaje tenemos que recorrer largas jornadas montados en el autobús. También sabemos que aunque en el camino visitemos pueblos, pagodas y mercados, nuestro objetivo inicial es llegar hasta el lago Inle. Por lo tanto, pasamos muchas horas en el bus, bien leyendo o dormitando, bien conversando con el resto del grupo (así nos vamos conociendo porque hasta ahora sabemos nuestros nombres y poco más). El viaje discurre de este modo, y Manu, que para eso es nuestro guía, es el que decide las paradas del itinerario. Primera parada: cementerio de soldados ingleses, con sus tumbas perfectamente ordenadas y un jardín cuidado a la perfección por un jardinero birmano pagado por el gobierno inglés. Mejor seguir. Segunda parada: visita a la pagoda del buda reclinado de Shwethalyaung de 60 metros de largo por 20 metros de alto. Por su tamaño, casi es imposible sacarle una foto de cuerpo entero. Nos cobran por la entrada 10 dólares, que también vale para visitar la pagoda de Shwemawdaw en Bago (tercera parada). Hay que pagar por primera vez por utilizar la cámara de fotos. Son sólo 300 kyats, que para nosotros no es mucho dinero, pero empezamos a cansarnos por esa manía que tienen por hacernos pagar por todo. Como hoy me ha dado por hablar de “las pelas”, tengo que reconocer que comer en Birmania es muy barato. Hoy hemos comido los dos el típico curry birmano por 2500 kyats en un restaurante de los denominados no turísticos. Cuarta parada: Taungoo. Nos alojamos en el hotel Mother’s hotel, un hotel a las afueras del pueblo con bonitos bungalows y un buen restaurante. Tras instalarnos en el hotel, visitamos la pagoda del pueblo y su mercado, en donde Manu se compra una fruta llamada durian que desprende un olor a cebolla bastante desagradable. Es muy apreciada en estas tierras, pero he de confesar que una vez probado su fruto tampoco me resulta muy exquisito. Cenamos en el restaurante del hotel. Buena comida, buena cerveza y animada charla que deriva hacia el tema de la malaria. Resulta que mucha gente del grupo no va a tomar las pastillas del malarone, bien por propia decisión, bien porque no se lo han aconsejado en el departamento de salud internacional de su ciudad. Nosotros, que somos muy bien mandados, seguiremos tomando nuestra pastillita diaria de malarone en el desayuno, que nunca se sabe.

miércoles, 31 de agosto de 2011

SHWEDAGON


03/08/11

Lo primero que un turista tiene que hacer antes de pisar la calle es procurarse un buen cambio en moneda local. Nosotros aguardamos pacientemente en el vestíbulo del hotel a que llegue el cambista con su cartera llena de Kyats, la moneda de Birmania. Cambiamos 600 dólares y nos devuelve un gran fajo de billetes que parecen salidos del monopoly, con un olor rancio a billete usado. Eso sí, nuestros dólares los examina detenidamente el cambista porque como estén doblados, o la serie empiece por A o B, o la jeta del presidente de turno tenga un puntito negro, el cambio baja con respecto a los que ellos consideran perfectos. Así de chocante es la vida en Birmania. Salimos del hotel para darnos un paseo por Yangón y a los pocos minutos nos cae nuestra primera tromba de agua. Los que han salido sin paraguas se ven obligados a gastar sus primeros kyats en la compra de un buen paraguas, que en este país, sirve tanto para la lluvia como para protegerse del sol. Visitamos un templo hindú, otro chino, una sinagoga y la céntrica pagoda de Shule. Luego vamos hasta el hotel Strand, uno de esos lujosos hoteles que los ingleses construyeron en sus colonias y que ahora son visita obligada para viajeros mitómanos. Salimos del aire acondicionado del hotel a la cruda realidad birmana, con su humedad cien por cien pegajosa. Necesitamos hacer otra parada inmediatamente. Manu, nuestro guía, nos encamina hasta un restaurante situado al lado del puerto y que destaca por su oferta culinaria. Como somos estómagos agradecidos nos zampamos nuestro primer plato birmano sin rechistar. Todo hay que decirlo, el curry birmano de pollo que me pedí estaba muy rico, y si lo acompañas con salsa picante no te digo nada. Ya a la tarde visitamos la pagoda de Shwedagon, que es la más importante de Birmania en el rancking oficial de pagodas del país. Sin todavía contar con el criterio suficiente para poder comparar, sí que nos sorprende la dimensión y la belleza del entorno, destacando la brillante cúpula central, que está recubierta de oro y pan de oro en toda su superficie y piedras preciosas colgadas en la cúspide de la campana que tintinean al antojo del viento. De repente se nos hace de noche antes de lo esperado porque se avecina una tormenta que oscurece el cielo. Y comienza a llover de forma torrencial. Nos refugiamos de la lluvia dentro de una pequeña pagoda situada enfrente de la gran cúpula dorada. La estampa que contemplamos es distinta gracias a la luz artificial. Parece que todo Shwedagon brilla más, como cuando la campana dorada es iluminada por la luz del atardecer, y según nos cuentan los testigos privilegiados que lo han vivido, el conjunto se embellece aún más si cabe. Saco la foto de este mágico momento para intentar captar la paz que se respira con su contemplación. Ahora comprendo lo de la meditación budista.

martes, 30 de agosto de 2011

YANGÓN


01-02/08/11

Nos espera un largo viaje hasta llegar a Birmania. Volamos de escala en escala, primero hasta Zurich, luego Bangkok y por fin aterrizamos en Yangón después de un día entero de agotador viaje. En el camino ha habido un poco de todo. Lo ya habitual de estos viajes, como la comida en bandejas de los aviones, la estrechez de los asientos que adormece nuestras piernas, el sueño intermitente descabezado a 10.000 metros de altura o las turbulencias que rompen de vez en cuando la monotonía del viaje. También hemos sufrido nuestro primer retraso (¡delayed, delayed, qué horror!). Si ya de por sí resulta cansado la larga escala que debemos hacer en Bangkok (unas cuatro horas), que cada uno soluciona como puede, bien matando el tiempo entre las tiendas del duty free o bien buscando un restaurante de comida local para cenar, en una de esas miradas que dirigimos a los paneles informativos comprobamos que nos han retrasado el vuelo un par de horas. Toca aburrirse un poco más, esta vez sentados en cómodos butacones mientras leemos un monográfico de Birmania en la revista altair. Por fin cogemos nuestro último vuelo, el que nos lleva con nocturnidad y alevosía hasta Yangón. Llueve en Birmania. En la pista de aterrizaje afloran charcos que reflejan el fuselaje del avión. Sin mucha demora, nos trasladan hasta el hotel Yuzana Garden. Es un hotel situado en la parte antigua de la ciudad, de estilo victoriano y con amplísimas habitaciones (más grandes que toda mi casa) y un viejo ascensor que el botones del hotel nos recuerda que cuenta con cien años de servicio. Así es Birmania, en muchos casos es como retroceder cien años en el tiempo, pero aun así todo funciona, aunque sea a un ritmo más pausado, más humano también se podría decir. Me desvelo en mitad de la noche. No sé si es a consecuencia del cambio horario (hay cuatro horas y media de diferencia horaria con españa. ¡Qué antojo lo del pico de la media hora!) o por culpa de una tormenta que arrecia en esos momentos. Serán constantes que se repetirán a lo largo de todo el viaje y que estarán, día sí, día no, en boca de todos nosotros.

viernes, 29 de julio de 2011

YA ESTÁ HECHA LA MALETA


Ya está hecha la maleta. Hoy ha sido mi último día de trabajo y empiezan mis vacaciones de verano. En un post anterior ya había comentado que viajaríamos este verano a Birmania, país del sudeste asiático. Y ya está hecha la maleta con todo lo necesario para este viaje de veinticuatro días (bueno, seguro que algo de ropa me sobrará y espero que no tenga que recurrir al botiquín que hemos preparado entre mi novia y yo). Eso sí, mañana salimos en autobús hacia Madrid, pasaremos dos noches en la "capi" en donde visitaremos la exposición del pintor Antonio López, varias librerías, como por ejemplo la de Los Tipos Infames, y lo que se tercie. Para dormir hemos reservado un hostal en la calle Fuencarral, en la zona de Chueca, con lo que tenemos asegurado el ambiente adecuado para tomarse unas cervezas a la noche. Y el lunes a la tarde, por fin, cogemos el vuelo a Yangón vía Zurich. Un día entero de viaje que se sobrellevará gracias a que estamos ilusionados por conocer este país lleno de pagodas y monjes budistas, de arroz y chubascos tormentosos, y de ríos y lagos en donde fluye la vida de esta humilde gente. Espero que a nosotros también nos reciban con una sonrisa en la boca.

lunes, 18 de julio de 2011

BIRMANIA


Ya falta poco. En pocos días nos enviarán los billetes de avión, compraremos dólares, reservaremos un hostal un par de noches en Madrid, y poco más. El viaje de agosto nos llevará hasta Birmania. Veinticuatro días alejados de la realidad diaria, de los asuntos cotidianos que pesan más de lo deseado. Desde la distancia todos estos asuntos se relativizan y pasan a convertirse en recuerdos que se los lleva el viento. Tiene que ser una gozada vivir un año con este planteamiento de vida. Viajar, por ejemplo a Birmania, regresar con la excusa de deshacer la maleta y poner unas cuantas lavadoras, y volar a otro destino cualquiera. Y así un año entero, o dos, o toda la vida. Viajar como proyecto de vida o como excusa para seguir viviendo sin ataduras. ¿Para qué volver? Porque para tener que enfrentarse a las mismas miserias de la vida, yo creo que es mejor olvidarse hasta de los cimientos de tu propia casa, y escapar, y escapar hasta desconectar tu cuerpo del ritmo laboral. Al fin y al cabo, el motivo por el que viajo no es otro que el de cuidar mi salud mental. Continuará.

domingo, 3 de julio de 2011

NOCILLA EXPERIENCE LA NOVELA GRÁFICA


Sé que a Agustín Fernández Mallo le gusta mucho mezclar en sus obras todo tipo de géneros y que también aparecen en sus libros enlaces y referencias a internet que sirvan de complemento para la lectura. "Nocilla experience, la novela gráfica" cumple ese cometido perfectamente, ya que sin aportar nada nuevo al texto, ofrece un mundo de imágenes que no tiene otro cometido que complementar al libro original. El siguiente paso que Fernández Mallo ya está dando no es otro que editar en un solo libro digital todo lo que en papel debe realizar de una manera fragmentaria, y que gracias al nuevo soporte, puede ofrecerse de una forma más cómoda y accesible. Por eso, la versión animada de Pere Joan me deja un sabor agridulce, como de falta de independencia sobre el texto, como de complemento que pretende vestir pero no viste.

jueves, 30 de junio de 2011

ÚLTIMAS LECTURAS DEL MES



Últimas lecturas:

Miguel Syjuco (Ilustrado)
Este joven escritor de origen filipino ha escrito una primera obra que ha recibido tan buenas críticas que me he sentido obligado a leerla. Como me ha gustado su trabajo espero que al autor no lo crucifiquen algún día (nunca se sabe con tanto crítico literario y tanto envidioso escritor pululando por el mundo), y que no aparezca su cuerpo arrastrado por el agua como si fuera un pelele, igual que le sucedió all escritor exiliado de renombre que figura como personaje principal del libro, o espera, no sería al joven narrador del libro, un tal Miguel Syjuco, que pretendía escribir la biografía de ese ilustre escritor e ir en busca del manuscrito final de su maestro. No lo sé, leed el libro que no pretendo desvelar ningún misterio.




Ray Loriga (Tokio ya no nos quiere)
Lectura original e inquietante. Mucho sexo, muchas drogas y mucha soledad en ese mundo lleno de "replicantes" que ha creado Loriga. ¿Si perdemos la memoria dejamos de sufrir?


Alfonso Zapico (Dublinés)
Biografía ilustrada de James Joyce. Imprescindible su lectura, sobre todo en este mes, ya que se ha celebrado el 16 de Junio el Bloomsday en honor a Leopold Bloom, personaje principal del Ulises. Muy humano este Joyce, que aparece descrito como un mujeriego, borrachín y sableador. No me extraña que aparezcan en sus libros esos personajes tan vividores, que se comen la vida con gran intensidad.



Último evento:



Azkena Rock Festival
Me gustó mucho el directo de los grupos Kyuss lives y Brian Setzer. Para mí fue lo mejor de esta edición del Azkena Rock Festival, junto con el buen ambiente que se respira en todo el recinto. Es curioso, se forma de la noche a la mañana una pequeña comunidad de personas, casi todas vestidas con sus camisetas negra, con la única finalidad de pasárselo bien asistiendo a los conciertos de sus músicos preferidos. Que no te gusta un concierto de los muchos que se programan, pues toca acodarse en el bar y tomarse una cerveza con los amigos.

lunes, 20 de junio de 2011

EL SUR DE VÍCTOR ERICE


Trasteando por internet he encontrado esta entrevista que le hicieron a Víctor Erice en el programa Versión Española. El director habla sobre el proyecto original de la película EL SUR, que rodó hace ya tanto tiempo, y que él considera una obra inacabada. Es una pena que directores de esta calidad, y que no son nada comerciales, no puedan tener una continuidad en la industria del cine. Viendo el entusiasmo con que Víctor Erice explica cómo iba a ser esa continuación del rodaje, por una parte, da pena que no podamos visionar el proyecto final, y por otra, siento envidia al ver cómo el director, totalmente volcado en su trabajo, todavía se emocionar al hablar de su proyecto aunque se lo cortaran por motivos económicos.

jueves, 16 de junio de 2011

BUSCO UNA OBSESIÓN QUE ME CONVENGA


Desde hace unos días aparece en mi blog un enlace a bubok porque me he autopublicado en esta editorial online un libro de poesía titulado "Busco una obsesión que me convenga". Como ha sido mi primera experiencia con la autopublicación, hasta que no recibiera el libro en mi casa no quería dar más publicidad al asunto ya que quería comprobar el acabado final del libro. Me imaginaba la posibilidad, aunque fuera remota, de que la edición del libro resultara ser una chapuza y que no tuviera un mínimo de calidad para que la gente interesada pudiera comprar el libro. Por eso, ahora que lo he recibido, y he comprobado que puede presentarse perfectamente en sociedad, escribo esta entrada en el blog para aconsejaros la compra del libro al precio de coste con que ha sido valorado. También existe la posibilidad de bajárselo gratuitamente como libro electrónico, y si os gustan los poemas que he escrito, animaos más tarde a comprar la edición en papel. Pues nada, que espero que os guste el contenido, ya que el continente está a la altura de las circunstancias.

miércoles, 15 de junio de 2011

MARCHA DE MONTAÑA KAMPEZO


Este domingo hemos participado en una marcha de montaña en Kampezo. Han sido veinte kilómetros, unas cinco horas de caminata cuesta arriba y cuesta abajo. A las ocho de la mañana se ha dado la salida y los ciento setenta participantes hemos salido "escopeteados" como si fuera una carrera de montaña. A los pocos kilómetros ascendíamos por un empinado barranco que nos obligaba a todos a circular en fila india. Cuando menos te lo esperabas se formaban tapones humanos en zonas un poco más técnicas, para desesperación de los que andábamos por detrás. Se ve que el miedo es libre. Una vez superadas estas zonas, y con todo el ancho del camino para transitar, toca "apretar el culo" para intentar recuperar el tiempo perdido en los atascos. Pasan los kilómetros, subimos a las primeras cimas programadas, y la gente ya circula a su ritmo en pequeños grupos. El desnivel acumulado hasta ese momento provoca que empecemos a sentir el cansancio en las piernas, a notar de vez en cuando que la respiración se vuelve más fatigosa cuando se encara la dura pendiente. Pero también da tiempo a que podamos admirar el paisaje que se observa desde la cumbre del Joar, desde las cimas más emblemáticas de la geografía alavesa como el Gorbea o el Aratz, hasta las sierras más cercanas de Codés o los montes de Izki. En el descenso del Yoar la organización ha situado el primer avituallamiento. Reponemos las fuerzas con un poco de jamón y queso, fruta y bollería variada, mientras esperamos al resto de nuestro grupo de amigos. Estamos en la mitad del recorrido y ya sólo nos queda subir a La Plana y a La Cogolla para "comernos" todo el desnivel de subida que nos falta. Subimos, descedemos, llaneamos pero no paramos de mover las piernas. Entretanto caen algunas gotas de agua inesperadamente que nos obligan a aligerar el paso. Ya en continuo terreno de descenso y después de subir a La Cogolla por un sendero al parecer recién desbrozado, nos encontramos ante una bifurcación de caminos. A la izquierda, un letrero nos indica un camino fácil, a la derecha un sendero para intrépidos. ¿Cuál elegimos seguir? Como cabras destrepamos por un sendero resbaladizo agarrados a la vegetación para no caernos de culo. La senda para intrépidos acaba en una pista que en pocos minutos nos conduce hasta la ermita de Ibernalo en donde la organización ha preparado el último avituallamiento. Sentados nos zampamos un buen almuerzo-comida a base de chori-panes, morcilla de Kampezo, tortilla de patatas, queso, etc, etc. La marcha de montaña bien puede decirse que acaba en Ibernalo, porque de allí al pueblo sólo hay un paseo de diez minutos que nosotros no llegamos a completar al quedarnos a tomar una cerveza en la casa de unos amigos. Saboreando nuestra cerveza bien fresca damos por finalizada nuestra participación en la marcha de montaña. Hoy, dos días después, tengo todavía las piernas agarrotadas y con agujetas.

domingo, 29 de mayo de 2011

TRILOGÍA NOCILLA



Fue conocer a Agustín Fernández Mallo por medio de internet y lanzarme a leer su trilogía Nocilla que le dio notoriedad y cierto reconocimiento literario. Me gustaba la idea de modernidad que el autor esgrimía en sus entrevistas, que no renegaba de la tradición, pero que intentaba mostrar un punto de vista más acorde con los tiempos que corren. Al fin y al cabo, se trataba de defender las siguientes ideas: vivimos en una cultura diferente a la que vivían esos autores clásicos, y eso se tiene que reflejar de alguna manera en los libros que un autor escribe actualmente. Cien años más tarde no podemos escribir como ellos escribían. Las ideas siempre han sido las mismas pero es innegable que vivir en una época diferente debe condicionar la relación que se mantiene con las palabras. De esa idea al libro “El hacedor (de Borges) remake”, escrito también por este autor, solo hay un paso, eso sí un paso inevitable. También me leí ese libro, como también soy un seguidor de los comentarios que publica en su blog. Tengo que aclarar que no me gusta todo lo que escribe Fernández Mallo, pero en conjunto sí que me parece una obra que destaca por su personalidad, en donde caben ideas poéticas, sentimientos humanos, surrealismo y referencias a internet, por citar ejemplos de lo más diversos. Me gusta mucho el mundo que se ha creado este escritor, aunque algunas veces se pueda pensar que es todo fachada, todo imagen de marca que sólo nos remite a la superficie de las cosas. Yo creo que es algo más, que el estilo de Fernández Mallo no es puro fuego de artificios y que se pueden decir muchas ideas interesantes aunque se utilice la palabra coca-cola en medio de ellas. Yo me siento más identificado con youtube, con las motos de la marca vespa o con las zapatillas converse, que con la idea de Dios o con la “profundidad” de los valores clásicos que hasta hoy en día los más retrógrados intentan inculcarnos. Y no me hace falta vivir en el campo para sentir la pureza del viento.

viernes, 27 de mayo de 2011

JERASH


24/04/11

Último día en Jordania. Nos levantamos temprano porque toca viaje largo en bus. La primera parada se hace en Kerak, para visitar el castillo del mismo nombre. Me impresionó mucho más el castillo de Shobak, sobre todo por su emplazamiento. Creo que de haberlo sabido me hubiera gustado más la visita, el callejeo por la ciudad de Kerak, por donde circulamos lentamente en autobús debido a la actividad que se respira en sus calles y mercados. De ahí en tres horas nos plantamos en Jerash, la ciudad más al norte de Jordania que vamos a visitar. Allí se encuentran sus ruinas romanas que son la segunda fuente de ingresos para Jordania después de Petra. Realmente las dimensiones son impresionantes. Tras traspasar la puerta de Adriano podemos contemplar la plaza ojival, el teatro romano con su acústica perfecta, el templo de Zeus y de Afrodita y el cardo máximo con su tetrapilón en perfecto estado de conservación. Me gusta el emplazamiento de las ruinas, tan pegadas a la misma ciudad de Jerash que a veces se confunden sus límites. Me figuro que como pasaba también en Petra, la zona sin excavar esconderá más restos importantes, que en Jerash se encuentra debajo de las casas habitadas, a nada, a un paso de las columnas romanas que me sirven como marco perfecto para sacar una foto enlazando las ruinas con la ciudad moderna. Me imagino las vistas de las que disfrutarían las caravanas nada más llegar a lo alto de una de las colinas que rodean a esta ciudad después de días o semanas de viaje: a sus pies una inmensa ciudad perfectamente estructurada y ofreciéndoles todas las comodidades fruto de esa civilización. Tras la visita nos trasladamos a Amman para hacer las últimas compras en la parte vieja de la capital. El autobús nos deja a un paso de las tiendas mas apetecidas para nosotros, léase pastelerías y tiendas de especias. Vamos de la mano de Samir, casi en fila india por las calles de Amman que están muy transitadas a esas horas. En la pastelería, mientras nos preparan las cajas con los pedidos de dulces de cada uno, nos invitan a una ración de Knfa que está para chuparse los dedos. Pasamos la acera y nos metemos dentro de la tienda de especias. Llama la atención la disposición de las especias en pequeñas montañitas de diferentes colores perfectamente alineadas. Dan ganas de hacer una travesura y meter la mano en cada montón de especias, como lo haría un niño con cara de pícaro. Nosotros como samos mayores y responsables, compramos una bolsita mezclada de especias para desayunar y tahin para hacer hummus en cuanto lleguemos a Vitoria. Ya tenemos todas las compras ultimadas; ya podemos pasear el rato que nos falta por el mercado de frutas que se encuentra al lado mismo de las tiendas. Andamos, bien protegidos nuestros bolsos por si acaso, por los animados puestos repletos de gente que ofrece a gritos sus productos, que gesticula, que bromea con los posibles compradores. Hoy toca apurar el tiempo al máximo, por eso, nos dirigimos en autobús hacia el restaurante en donde está organizada la última cena del viaje. Se trata del típico restaurante elegante que destaca por su buena cocina tradicional. Pues nada, a llenar la panza con una variedad de platos que no caben ni en la amplia mesa que han reservado para el grupo al completo. Tras la cena nos despedimos de Samir, nuestro eficiente guía jordano, que tiene que estar deseando llegar a su casa después de tantos días obligado a aguantarnos. Llegamos con tiempo al aeropuerto para realizar los largos trámites de embarque, etc, etc. Hacemos nuevamente escala en París en donde los grupos definitivamente nos dividimos. Unos a Barcelona, otros a Bilbao y nosotros a Madrid. Adioses rápidos porque la escala es corta y no se trata de perder el avión. Cada vez queda menos tiempo para que este viaje forme parte de los buenos recuerdos, de las fotos que en breve compartiremos con el resto del grupo vía correo electrónico. Este es el diario de viaje por Jordania que me traslada hasta esas tierras en el mismo instante que lo estoy escribiendo.

jueves, 26 de mayo de 2011

PETRA A VISTA DE PÁJARO



23/04/11

Amanece temprano para nosotros. El plan del día es madrugar mucho para estar los primeros, a las seis y media, en la puerta de entrada de Petra. Gracias a estos detallitos, la agencia de viajes Banoa, con sus guías, organiza unos viajes diferentes a otras agencias alternativas. Es la marca distintiva de esta agencia. El resultado: una gozada poder andar por el Siq de Petra totalmente solos, sin la presencia constante de otros turistas. Para los "francotiradores de la cámara" supone todo un aliciente poder sacar fotos sin gente de un monumento natural tan transitado. No hay que esperar, ni apartar a la gente para poder sacarte una foto con el Tesoro al fondo. Y las sorpresas no acaban ahí. Ernes nos conduce por unas escaleras naturales a lo alto de una montaña, en donde se encuentra el "Sacrificio", una zona en donde los nabateos realizaban sacrificios de animales. ¡Qué vistas de Petra desde las alturas! Desde este punto observamos perfectamente en la cima de un monte la famosa tumba de Aaron, entre otras vistas. Imprescindible realizar esta excursión para todo aquel que decida visitar Petra. Después de deleitarnos con la contemplación de este paisaje de maravilla, descendemos hasta la fuente del león, con sus canalizaciones excavadas en la roca para captar el agua, y llegamos a una de las zonas más bonitas y ocultas de Petra. Como aquí todo está excavado en la roca, nos encontramos más templos, tumbas y palacios que no sufren la masificación turística. Se pueden apreciar en las paredes de estos monumentos las vetas de colores naranjas y rosados que caracterizan a todo el conjunto de Petra. Bajamos un poco más y hacemos una parada en la casa de un beduino. Nos tomamos un té en el patio de su casa. El anciano nos muestra orgulloso su morada, cada vez menos perdida y apartada, ya que aparece en la última edición de la guía de Lonely planet. Antes de almorzar visitamos el museo de la ciudad, y después de un rato de descanso, volvemos a ascender por otra vertiente de la montaña con el objetivo de situarnos enfrente del Tesoro, pero visto desde las alturas. Otro punto de vista más, otro detallito más de este viaje que permanecerá en nuestro recuerdo a lo largo del tiempo. Con pena por descender de este lugar privilegiado justo encima del Siq, bajamos hasta pisar nuevamente el camino habitual de Petra. Ya nos hemos visto todo lo que hay que ver de Petra, no tenemos ninguna prisa. Nos sentamos relajados en la terraza de un puesto de bebidas y miramos entretenidos el paso de la gente. Pasa bastante tiempo hasta que decidimos regresar al hotel. Hemos sido los primeros en llegar y somos los últimos en abandonar Petra. Sin pasar por el hotel, hacemos una parada en el Caver Bar para refrescarnos con unas cervecitas. En esas aparece Samir y se une al grupo, porque aunque es musulmán también bebe cerveza. Estamos al final del viaje y hay más confianza entre Samir y nosotros. Hablando, hablando, Samir nos cuenta una anécdota de su juventud, de cuando estaba follando con una guapa vecina y se presentó de repente la familia de ella. Al pobre no le quedó más remedio que esconderse en pelotas debajo de la cómoda, porque si le llegan a pillar, ahora no estaría contándonos esta aventura amorosa. Parece sacado de un guión de película pero nos asegura que realmente es verdad. Y colorín, colorado, esta historia sobre Petra se ha acabado.

viernes, 20 de mayo de 2011

PETRA


22/04/10

Hoy hacemos la visita tradicional a Petra, la que todo turista que se precie realiza nada más cruzar la verja de entrada. La expedición la encabeza como siempre Samir, nuestro guía Jordano. Cada cierto tiempo detiene la marcha del grupo para dar explicaciones sobre tumbas, sobre el siq o sobre todo lo que él considera interesante que sepamos. Parece que tenemos mucha suerte porque no hay masificación turística por culpa de las revueltas árabes. Samir calcula que podemos estar dentro de Petra unas quinientas personas cuando lo normal es que sea visitado por cinco mil personas diarias. Lo más bonito del recorrido es el tránsito por el desfiladero, llamado también siq. Un camino estrecho y de altas paredes que conduce directamente hasta el Tesoro. Excavado en la roca y llamando poderosamente la atención de los visitantes, que se afanan en fotografiarlo desde todos los puntos de vista, se encuentra este monumento de los nabateos que constituye el emblema turístico de Jordania. Y Jordania vive principalmente del turismo, fuente primordial de ingresos de un país que no cuenta con petróleo ni con otra materia prima importante del que beneficiarse comercialmente. El paseo continua hacia el circo, pasando por el cardo máximo y las Tumbras Reales, todo de unas dimensiones considerables. Nosotros también visitamos el Monasterio, que está encaramado en lo alto de una montaña. Para llegar hasta allí, o subes andando como lo hicimos nosotros o alquilas un burro que te sube y te baja por un camino estrecho y empedrado. Una vez visto la considerable pendiente por la que te puedes despeñar, aconsejo mejor subir por tu propio pie que confiar en la habilidad de un burro (como se resbale el bicho no te digo lo que puede suceder). Para recuperar fuerzas y asimilar todo lo que hemos visto nos comemos un shawarma de pollo a la sombra de un chiringito de Petra. Parece que no, pero ya se hacen kilómetros andando todo el día por la ciudad de Petra. No me extraña que para contentar al turista de cierta edad se le ofrezcan todo tipo de transportes, como carros, caballos, camellos y burros. Finalizada la visita, toca cena, ducha y masaje, que mañana hay que madrugar mucho para ser los primeros visitantes en entrar en Petra.

miércoles, 18 de mayo de 2011

LA PEQUEÑA PETRA Y EL CASTILLO DE SHOBAK


21/04/11

El despertador suena temprano porque queremos comenzar el día con un baño en la piscina del hotel. Buenas vista de Aqaba desde la azotea del hotel. Después de desayunar, unos cuantos nos dirigimos al mercado de Aqaba para mezclarnos con la gente que realiza sus compras diarias. En la panadería vemos al panadero que maneja con destreza la masa de pan como si fuera una pizza. Se deja fotografiar con amabilidad, sintiéndose protagonista del momento. En la misma panadería compramos unos dulces rellenos de dátiles y recubiertos de sésamo. ¡Riquísimos!
Nos toca hacer la maleta otra vez y viajar de nuevo. El autobús nos llevará hasta Petra en dos horas y media de trayecto. Paramos en un par de miradores para admirar desde la distancia las montañas que rodean la ciudad de Petra, hasta que llegamos a la localidad de Wadi Musa, y nos instalamos en un hotel a cinco minutos andando de la entrada principal a Petra. Es ésta una ciudad en cuesta que surgió tras la iniciativa del gobierno jordano por contar en exclusiva con Petra para su promoción turística. Los habitantes de Petra fueron trasladados a Wadi Musa, a casas más confortables que en las que vivían, y con el derecho de beneficiarse del comercio turístico que se genere dentro de Petra. Por la tarde visitamos la denominada "Pequeña Petra". Ernes nos comenta que es interesante visitar esta zona que la mayoría del turismo deja de lado, porque sirve de introducción para lo que nos toca ver mañana. Debo reconocer, que a pesar de nuestra galbana propiciada por el calor de las primeras horas de la tarde junto con una digestión inacabada, la "Pequeña Petra" tiene sus pequeños tesoros y el encanto de una breve visita que sirve para abrir boca. En esta pequeña ciudad de los nabateos podemos ver las tumbas y templos excavados en la roca, e incluso, lo que nosotros denominamos en la actualidad como bares, con sus asientos de piedra en donde descansar aprovechando el frescor de la sombra que proporciona la cueva. Subimos como cabras por una estrecha escalera que también está excavada en la roca hasta un balcón en donde admiramos las vistas que nos proporcionan estas singulares montañas. Dan ganas de seguir bajando y subiendo montañas hasta enlazar andando con la otra Petra, la que veremos mañana. Para completar las visitas de esta tarde, Beatriz, una integrante del grupo, nos propone una visita al cercano castillo de Shobak. El emplazamiento de este castillo es admirable. En lo alto de un cerro resulta inexpugnable, controlando todo su entorno y vigilando desde esa atalaya natural los defensores de este castillo podrían resistir y anticiparse a todos los ataques posibles. Como llegamos a última hora nos vemos obligados a realizar la visita a marcha ligera. A ritmo militar impuesto por el legionario/guía Samir circulamos por los pasillos y estancias de este castillo porque sólo disponemos de quince minutos. Terminamos el día cenando en un curioso bar cerca de nuestro hotel llamado "La cave bar", diseñado como si fuera una réplica de las tumbas que se pueden visitar en Petra. Una pena que las cervezas sean tan caras porque es un bonito lugar para tomarse unas cañas después del trabajo tan duro que es ejercer de turista todo el santo día.

martes, 17 de mayo de 2011

AQABA


20/04/11

Pasamos en pocos kilómetros del desierto del Wadi Rum al Mar Rojo. Nos despedimos del desierto de la misma forma que entramos: admirando la geografía de sus formas sentados en la parte trasera del jeep, con el viento cálido que circula por esos espacios abiertos acariciando nuestras caras. Hacemos la últimas fotos al monte más emblemático del Wadi Rum, el llamado "Los Siete Pilares de la Sabiduría". Se denomina así en honor al libro homónimo que escribió en su momento Lawrence de Arabia. No obstante, la pena de despedirnos finalmente del desierto se nos quita enseguida en el momento que nos acercamos a Aqaba, a orillas del Mar Rojo. Esta ciudad se encuentra enclavada en el Golfo de Aqaba y es la única salida al mar con la que cuenta Jordania. Como es un enclave estratégico la soberanía de este Golfo está compartida entre ellos, los egipcios, los saudíes, y cómo no, los israelíes. Nos instalamos en un hotel de cuatro estrellas con piscina, nos ponemos el bañador, y rápido, rápido, que nos vamos a unos veinte minutos de esta ciudad para disfrutar practicando snorkel en una playa seleccionada por nuestro guía Ernes. Alquilamos gafas y aletas, y antes de comer, hacemos nuestros primeros pinitos casi en la misma orilla del mar. Nada más que nos metemos en el agua comprobamos que el arrecife de coral está bien conservado. El agua transparente nos permite ver la variedad de colores, tanto del coral como de los peces de diversos tamaños que nadan tan cerca de nosotros que casi se pueden tocar con la mano. ¡Qué gozada! Da pena tener que salirse del mar para ir a comer pescado. Tras apaciguar a nuestras tripas nos vestimos con un traje de neopreno para aguantar más tiempo practicando el snorkel en una segunda sesión. En fila india y nadando paralelos a la costa disfrutamos nuevamente con las vista de este mar tamizado de colores hasta que llegamos a la altura de un tanque sumergido en el fondo del mar. Media vuelta a ritmo más tranquilo, saboreando la experiencia de sentirse rodeados de peces de colores, y se acabó la sesión de snorkel. Ya hemos hecho hambre para cenar. Se impone por este orden una ducha en el hotel, un paseo por la ciudad en busca de las especias que tanto nos han gustado en el desierto (en una tienda nos hacen una mezcla de especias diferentes que nos resulta de un sabor más picante que el que probábamos en el desierto, pero tras regatear un poco, lo justo para no sentirnos estafados del todo, nos vamos con nuestra bolsita en la mano), y a cenar a un restaurante cercano al hotel. Comemos los típicos entrantes a base de hummus (puré de garbanzos), babaganuch (puré de berenjena) y tabouleh (ensalada árabe) que tanto nos gustan y te sirven en la mayoría de los casos como aperitivo. Hoy juegan en España la final de la copa el Barça y el Real Madrid. ¿En España? Sí, parece que en vez de jugarse allí, se va a jugar en Aqaba. Hay mucha animación por las calles, con la gente vestida de blanco o de blaugrana, los colores de sus equipos a nivel internacional, que nos choca a más de uno. La mayoría decidimos ir a un bar en donde nos den cerveza con alcohol para ver el partido. Pera, un catalán del grupo vestido con la camiseta del barça, sufre con cada jugada fallida de su equipo hasta que al final el Real Madrid se lleva el gato al agua en un contragolpe. Entretanto nos hemos bebido tres o cuatro cervezas de medio litro a cinco dinares la consumición. Como en Jordania es difícil encontrar alcohol pagamos resignados el dinero que haga falta. Si me vienen los del programa "Españoles por el mundo" a preguntar que hecho en falta de mi país no diré el jamón, sino la cerveza. ¡Cerveza fresca por favor!

lunes, 16 de mayo de 2011

WADI RUM


19/04/11

Nos despiertan los pájaros que revolotean a nuestro lado. Toca levantarse, lavarse la cara y desayunar tortilla de vegetales con especias, yogurt con especias, pan de pita con especias, tomate con especias, etc con especias, una mezcla muy rica elaborada con pimentón, orégano, cilantro, cardamomo, sésamo, etc. Ya con la barriga llena partimos en nuestros jeeps para visitar el desierto de Wadi Rum. Anteriormente os he hablado de este desierto, que se caracteriza más que por las típicas dunas que siempre relacionamos con este tipo de paisaje, por las montañas de formas caprichosas que sobresalen por toda la extensión del Wadi Rum. Un ejemplo: escalamos hasta la parte superior de un puente natural de roca en donde nos sacamos las típicas fotos de grupo. También vemos la antigua casa de verano de Lawrence de Arabia que ahora no es más que una pared de piedra, eso sí, con unas vista preciosas del desierto de Wadi Rum. Otra parte de este completo recorrido por el desierto nos lleva a conocer unas inscripciones antiguas en la roca de una montaña, a subirnos a la duna más grande para que algunos se tiren desde su cima para acabar como una croqueta de arena, etc. Almorzamos a pie de otro bello rincón de Wadi Rum con nuestra bolsa de pic-nic que será una constante durante varios días de este viaje. Y una vez recargadas las pilas nos toca montar en camello. Que sí, que no, que si es una turistada, que aquí es más barato... Acabamos la mayoría del grupo subidos a la chepa del camello, haciendo risas por la dolorosa monta que provocaba en nuestra rabadilla el traqueteo del bicho. A la tarde toca paseillo. Andamos hasta una roca que nos sirve de atalaya para contemplar el cambio de luz fruto del anochecer en el desierto. Aunque sea un tópico, de verdad que se sienta paz y relajación de espíritu. Nos espera una sorpresa para la cena en nuestra última noche en el desierto. Nuestro cocinero jordano nos prepara un plato típico beduino. En un agujero previamente excavado en la arena se hace un pequeño fuego, se mete la comida (verduras, arroz, cordero, etc) en ese horno natural bien tapadito para que no entre la arena y se deja haciendo unas tres horas. Una vez que nuestro orondo cocinero estima que ya está en su punto, desentierra la parrilla con los alimentos y listo para comer este plato cocinado exquisitamente mejor que si se hubiera elaborado en el horno de casa. Esta noche toca dormir dentro de la haima porque ha refrescado bastante más que la noche pasada. Ni el fuego de la hoguera anima a la mayoría del personal a dormir al raso.

jueves, 12 de mayo de 2011

WADI DANA Y WADI RUM


18/04/11

Hoy toca madrugar un poco para que no nos coma el sol en el camino de bajada por el barranco de Wadi Dana. El sendero, en su primer tercio, salva el mayor desnivel del recorrido (unos mil metros en total) y las piedras son una constante que incomoda a más de uno en su descenso. Ernes, nuestro guía, se muestra un tanto preocupado ante la falta de costumbre de varios miembros del grupo ante este tipo de situaciones, sobre todo si no se dispone del calzado más adecuado para realizar senderismo. "¡Hay que leerse el programa del viaje!", nos recuerda Ernes aunque ya sea tarde. Y esto es sólo el comienzo, porque tras el té servido a mitad del camino, los primeros síntomas de insolación se ceban en dos personas del grupo. "¡Hay que llevar un gorro para protegerse del sol y beber agua para no morirse de sed!", nos recordamos unos a otros a pesar de que ya sea tarde. "¡Qué paciencia tienen los guías!", pienso mientras levanto las piernas a una de las implicadas que previamente se ha tumbado a la sombra del único árbol que crece en el entorno. Tras más de seis horas de marcha llegamos todos a nuestro destino, incluso el burro que acarrea la carga a aquellos que no llevan mochila, que pasa también a ser el mejor medio de transporte para los que se encuentran con las reservas bajo mínimos. Atrás hemos dejado un paisaje semidesértico, en donde pobre familias de beduinos han instalado sus haimas que el gobierno abastece de agua mediante una canalización kilométrica de tubos paralelos al camino. Tras esta pequeña aventura, reponemos fuerzas en un albergue perdido en el desierto, y ya con mejor cara, nos recogen los vehículos todoterreno para enlazar con el autobús que nos llevará hasta Wadi Rum. Nadie pone pegas ni por el aire acondicionado del autobús ni por el del supermercado de la gasolinera de Aqaba en donde paramos para repostar gasolina para el autobús y frutos secos y dátiles para las personas. Es que el calor del día ha provocado que se encendieran las alarmas del personal. Y como parece que hoy sólo cuento adversidades, me explayaré un poco contando la maravillosa impresión que me llevé nada más llegar al desierto de Wadi Rum. La belleza del paisaje está formado por la unión entre la arena y las cadenas de montañas. Éstas últimas tienen formas diversas gracias a la erosión provocada por el viento, que ha esculpido a su antojo estas montañas de arenisca. Viajamos nuevamente en todoterreno hasta el emplazamiento de nuestro campamento. El viento refresca nuestras caras que se muestran alegres ante la contemplación de tan bello paisaje. Esta sensación se acrecienta en el momento que llegamos hasta donde está situada nuestra haima. Escondida en un pequeño entrante de una montaña y protegida por sus elevadas paredes, se encuentra este lugar idílico para sentir plenamente la vivencia del desierto. No conozco mejor forma de evadirse del mundo. Tras la cena y la animada charla frente al fuego, la mayoría decidimos dormir al raso ya que la noche se presenta muy cálida.