Javier Cacho es el autor de este libro. Coincidí con él en el viaje que hicimos en agosto por Groenlandia. Javier es una gran persona, siempre dispuesto a colaborar en las labores comunes del grupo, y un buen compañero que aportaba un extra entreteniéndonos muchas noches con sus charlas sobre los grandes exploradores polares. Javier además ha sido durante una larga temporada el director científico de la base española en la antártida y por lo tanto un experto en temas polares y un entusiasta de las grandes gestas que se vivieron en esas latitudes.
Según leía este libro iba recordando esas charlas tan amenas y que con
tanta pasión nos ofrecía nuestro compañero de viaje. Javier se metía en
el papel de tal manera, que a ojos de sus oyentes parecía transformarse
en esos grandes aventureros, como Amundsen, Scott o Shackleton,
protagonistas de las grandes exploraciones polares. Ese apasionamiento
se transmite en su libro y es una virtud que carece el otro libro que
estoy leyendo de la misma temática, que se titula "Atrapados en el
hielo" de Caroline Alexander. Este libro está basado en la aventura que
tuvo que vivir Sackleton cuando su barco quedó atrapado en el hielo en
su frustrada expedición transantártica. Cuando un libro como el que ha
escrito Caroline Alexander, destaca más por sus fotos que por la
narración de los hechos que tuvieron lugar...
También
hay que comentar sobre "Atrapados en el hielo", que a pesar de esa
frialdad a la hora de narrar, que parece una mera sucesión de hechos
basado en los diarios de varios de sus protagonistas, la aventura de por
sí ya resulta atrayente y me recuerda continuamente al típico guión de
una película de aventuras al estilo de hollywood.
Volviendo
al libro de Javier Cacho, entresaco una idea del autor que aparece en
el libro y que hace referencia al duelo o competición entre los dos
aspirantes por ser el primero en llegar al polo sur. Es una reflexión de
Javier en torno a la histórica foto que Scott y su equipo se hicieron
cuando consiguieron llegar al polo sur. Una instantánea en donde
aparecen los protagonistas con cara de circunstancias y una tristeza
imposible de disimular tras conocer que se les había adelantado el
equipo de Amundsen.
Durante
casi un año Scott había tratado de no considerar aquello como una
competición y así lo había dejado por escrito en varias ocasiones: "Aún
en el caso de que AMUNDSEN llegase al polo antes que yo, mi expedición
no dejaría de ser considerada como una de las más importantes realizadas
en las regiones polares". "cualquier tentativa de lanzarme a una
carrera de competición con AMUNDSEN pondría en peligro mi propio
proyecto. A fin de cuentas no he venido al Sur para eso".
Sin
embargo, toda su racionalidad y la de sus hombres se vino abajo cuando
comprendieron que AMUNDSEN se les había adelantado. El espíritu
competitivo del ser humano, gracias al cuál es posible que hayamos
llegado hasta donde estamos en la larga marcha de la evolución, parece
estar más arraigado en los genes que el hecho racional de entender que
esfuerzos similares deberían llevar emparejadas recompensas similares,
sin importar demasiado quién haya llegado ligeramente antes. Pero así es
la humanidad, y de ahí el rostro de pesar de SCOTT y de todos sus
compañeros.
No
puedo estar más de acuerdo con la opinión del autor sobre lo referente a
las contradicciones del ser humano, y nunca ha sido más cierta esa
frase de que una imagen vale más que mil palabras.