lunes, 25 de enero de 2016

VOCES DE CHERNÓBIL DE SVETLANA ALEXIEVICH

Al hilo del último artículo publicado por Vila-Matas en El País titulado "Handke ante la gran cháchara", en donde se sorprendía por la cantidad de información que todos los ciudadanos reciben diariamente a través de los medios de comunicación, y en donde todo parece ser de vital importancia para las personas, entresaco esta frase del libro "Voces de Chernóbil" de Svetlana Alexievich que me ha parecido muy apropiada para esta cuestión:

"¿Por qué me he pasado tanto tiempo, horas enteras, días, delante del televisor, entre montones de periódicos? Lo principal es la vida y la muerte.
No existe nada más. No hay nada más que colocar en la balanza. He comprendido que solo tiene sentido el tiempo vivido. Nuestro tiempo vivido".

Como bien dice Vila-Matas en su artículo, la verdadera realidad se nos muestra mucho mejor en los libros que en esas informaciones de última hora que nos venden como si fueran el acontecimiento del momento más importante a nivel mundial

La realidad también puede transformarse en verdadera poesía cuando una gran escritora/periodista, como es Svetlana Alexievich, logra resumir la tragedia de los desplazados por el desastre de Chernóbil con la siguiente frase. La imagen sugerida no puede ser más impactante:

"La gente se ha marchado, y en las casas se han quedado a vivir sus fotografías".

En este libro, los protagonistas son las personas que vivieron de primera mano la tragedia nuclear de Chernóbil en la extinta Unión Soviética. Gente humilde en la mayoría de los casos, pero también personas importantes dentro del aparato del partido que miraron hacia otro lado en vez de implicarse activamente dada la magnitud del desastre. Intentaron acallar esta tragedia y lo único que consiguieron fue acabar con el futuro de multitud de personas que se dejaron arrastrar sacrificando sus vidas por un puñado de rublos y unas cuantas medallas. Ahora, esas condecoraciones acumulan polvo en las casas de sus familiares:

"El hombre ha resultado ser peor de lo que creía. Cada uno encontraba alguna justificación. Alguna explicación. Yo he hecho el experimento conmigo misma. Y, en una palabra, he comprendido que en la vida las cosas más terribles ocurren en silencio y de manera natural".

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