Javier Cacho es el autor de este libro. Coincidí con él en el viaje que hicimos en agosto por Groenlandia. Javier es una gran persona, siempre dispuesto a colaborar en las labores comunes del grupo, y un buen compañero que aportaba un extra entreteniéndonos muchas noches con sus charlas sobre los grandes exploradores polares. Javier además ha sido durante una larga temporada el director científico de la base española en la antártida y por lo tanto un experto en temas polares y un entusiasta de las grandes gestas que se vivieron en esas latitudes.
También
hay que comentar sobre "Atrapados en el hielo", que a pesar de esa
frialdad a la hora de narrar, que parece una mera sucesión de hechos
basado en los diarios de varios de sus protagonistas, la aventura de por
sí ya resulta atrayente y me recuerda continuamente al típico guión de
una película de aventuras al estilo de hollywood.
Volviendo
al libro de Javier Cacho, entresaco una idea del autor que aparece en
el libro y que hace referencia al duelo o competición entre los dos
aspirantes por ser el primero en llegar al polo sur. Es una reflexión de
Javier en torno a la histórica foto que Scott y su equipo se hicieron
cuando consiguieron llegar al polo sur. Una instantánea en donde
aparecen los protagonistas con cara de circunstancias y una tristeza
imposible de disimular tras conocer que se les había adelantado el
equipo de Amundsen.
Durante
casi un año Scott había tratado de no considerar aquello como una
competición y así lo había dejado por escrito en varias ocasiones: "Aún
en el caso de que AMUNDSEN llegase al polo antes que yo, mi expedición
no dejaría de ser considerada como una de las más importantes realizadas
en las regiones polares". "cualquier tentativa de lanzarme a una
carrera de competición con AMUNDSEN pondría en peligro mi propio
proyecto. A fin de cuentas no he venido al Sur para eso".
Sin
embargo, toda su racionalidad y la de sus hombres se vino abajo cuando
comprendieron que AMUNDSEN se les había adelantado. El espíritu
competitivo del ser humano, gracias al cuál es posible que hayamos
llegado hasta donde estamos en la larga marcha de la evolución, parece
estar más arraigado en los genes que el hecho racional de entender que
esfuerzos similares deberían llevar emparejadas recompensas similares,
sin importar demasiado quién haya llegado ligeramente antes. Pero así es
la humanidad, y de ahí el rostro de pesar de SCOTT y de todos sus
compañeros.
No
puedo estar más de acuerdo con la opinión del autor sobre lo referente a
las contradicciones del ser humano, y nunca ha sido más cierta esa
frase de que una imagen vale más que mil palabras.