martes, 30 de octubre de 2012

SEDA



Después de leer Bonsái de Alejandro Zambra, y mientras leo La broma infinita de David Foster Wallace (¡vaya curro!, me he puesto el buzo de trabajo para leer esta densa obra), he terminado Seda, el libro con el que Alessandro Baricco obtuvo el éxito en su carrera literaria. Bonsái y Seda tienen en común la concisión y la poética. Son dos libros breves y dos estilos en donde se destila una esencia que se aleja de la palabrería vana y sin sentido. ¿La forma por encima del contenido? ¿Es pura estética su discurso? No lo creo. En Seda nos cuentan una historia completa: la vida de Hervé Joncour que viaja hasta cuatro veces a Japón sin ser un aventurero, la relación apacible de esa persona con Hélène su mujer, la amistad con su socio y gran amigo Baldaboiu, el amor prohibido por una concubina en Japón, la vida contemplativa de Hervé Joncour hasta su muerte. Todas estas historias se cuentan en este libro, pero sin necesidad de desarrollarlas, porque al autor le interesa más insinuarlas y dejar que sea el propio lector el que las complete según su parecer. Esa es la razón por la que tanto me ha gustado este exitoso libro de Baricco. Sin que sirva de precedente, habrá que decir que si ha gustado tanto este libro y tantas ediciones se han sacado de esta obra, será por algo. Léanlo.

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