lunes, 11 de febrero de 2013

ETHOSA



Comenzamos una nueva etapa del viaje en donde surgirá la posibilidad de ver cantidad y variedad de animales. Nos acercamos al Parque Nacional de Ethosa situado al norte del país. Nuestro camión hace su entrada a Ethosa por la puerta de Anderson. Nada más traspasar el control de entrada vemos los primeros hervíboros a ambos lados de la pista: orix, springbock, steenbok, kudus, ñus, jirafas, antílopes, dik-dik, cebras, etc. Es tal la extensión del parque que parece que no hay competencia por la comida entre tanto herbívoro. De primeras, pienso con satisfacción que si hay herbívoros también tiene que haber muchos de sus depredadores naturales: leones, leopardos, hienas, etc. ¡Qué ganas tenemos todos de verlos de cerca!

Nos instalamos con la rapidez que ya nos caracteriza en una de las parcelas del camping y parte del grupo decide darse un chapuzón en la piscina mientras el resto se dirige al water-hole para observar a los animales que se van acercando a la charca para beber. Es impresionante observar este espectáculo al anochecer. Se forma un "teatrillo" muy sui géneris en donde los diferentes "actores" se van incorporando a la escena por orden de importancia en la escala animal. Primero beben los elefantes, luego las jirafas, cebras, ñus, sprinbocks, etc. Eso sí, hay animales como los rinocerontes que van por libre, y otros, como los leones o hienas que cuando hacen acto de presencia provocan la huida del resto de los animales. Eso sí, el comportamiento más peculiar es sin duda el de los elefantes y el de las jirafas. Los primeros, porque hay todo una jerarquía interna entre ellos en lo que se refiere al derecho a beber agua: ya se sabe, primeros los machos y hembras más grandes con sus crías, y después los ejemplares más jóvenes que andan siempre midiendo sus fuerzas y posibilidades de acercarse a una hembra fértil. Y todo esta escena se desarrolla a un ritmo tan parsimonioso que pone a prueba nuestra paciencia como espectadores. En cuanto a las jirafas, hay que decir que son los animales más desconfiados que existen. Su parsimonia a la hora de acercarse al pozo es similar a la de los elefantes pero por otros motivos: las jirafas se sienten indefensas en el momento de agachar sus largos cuellos para beber agua. Por esa razón, dan un par de pasos y se paran para vigilar que no haya peligros, luego otros dos pasos más, y más labor de vigilancia. Así hasta que llegan al borde del pozo y se abren trabajosamente de patas por riguroso turno. Mientras tanto, nosotros sentados cómodamente en los bancos habilitados para esta ceremonia, asistimos a este espectáculo como público al que le falta sólo aplaudir.

Otra actividad que se hace dentro del parque es el game drive. ¿Qué es el game drive? Bien a primera hora de la mañana o a última de la tarde, y aprovechando que hace menos calor en la sabana se pueden avistar gran cantidad de animales salvajes en busca de alimento o intentando no acabar en las fauces de algún león. Es la ley de la selva. Es el momento en que los turistas nos subimos a nuestros camiones o todo-terrenos para ser testigos de las andanzas de estos animales. Armados con nuestras cámaras y prismáticos recorremos las pistas con la ilusión de tener la suerte de contemplar a los animales más esquivos (rinocerontes, leones, leopardos, etc.). En nuestro caso, nos cruzamos con varios leones y un solitario rinoceronte que ni se inmuta con nuestra presencia. Bebe de una pequeña charca apartada posando indiferente a nuestra curiosa mirada. Y nosotros, tan nerviosos como si fuéramos niños pequeños que descubren por primera vez el misterio de lo desconocido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario