jueves, 26 de enero de 2012

DE ARTISTAS Y OTROS ELEMENTOS



The Artist
En pleno siglo XXI alguien es capaz no sólo de pensar en dirigir una película de cine mudo, sino de poner en práctica esa idea que asociamos a los tiempos del cólera. ¿Y funciona? ¡Vaya que si funciona! Si a una típica película de las que se producen ahora le quitamos todo lo superfluo (diálogos excesivos que no dicen nada, primeros planos de estrellas que sólo venden imagen y efectos especiales que sólo sirven para adornar) nos queda una película como The Artist. Es ésta, una película sincera, emotiva y pura, en donde se cumple el tópico de que una imagen vale más que mil palabras. Con este tipo de películas te das cuenta de lo superfluo de muchas producciones actuales dirigiradas sobre todo a un público muy joven, que es estadísticamente los que más pasan por taquilla. Aunque a lo mejor con esto de la piratería en internet (megaupload aparte) unido a la actual crisis económica, los directivos de la industria del cine se plantean que no se pueden poner todos los huevos en el mismo cesto.

El Elemento
Es lo que tienen los programas del Punset. Un día te pones a hacer zaping en la tele y de repente aparece Punset entrevistando a un catedrático de alguna universidad inglesa o americana que es bastante famoso en el mundillo académico. Bueno, pues eso, te pones a escuchar lo que dice el científico de turno y acabas comprando en amazon un libro suyo en su versión electrónica. En este caso fue el libro El Elemento de Ken Robinson. Siempre me ha atraído todo lo que tenga que ver con la creatividad, con el proceso creativo, y eso es de lo que trata este libro. ¿Y qué es el Elemento? Sí, porque ya podía Ken Robinson, para evitar malentendidos, haber elegido otra palabra para definir a aquello que motiva a las personas para desarrollar su creatividad, sea correr, escribir o dedicarse a la horticultura. En el libro se recogen muchos testimonios de personas que en un momento de sus vidas han tenido el suficiente valor como para dedicarse a eso (el elemento) en donde previamente han demostrado aptitudes, y que les ha gustado tanto como para poner toda la pasión necesaria para triunfar. Por esa razón, a medida que iba leyendo esas historias, el libro me estaba pareciendo más un libro de autoayuda que un libro científico. Creo que el límite está un poco difuso, porque intenta ser divulgativo, ameno, sin caer en la erudicción para no relegar su lectura a un ámbito más reducido, pero tanto testimonio de gente triunfadora me resultaba un poco repetitivo. Es la principal pega que se le puede poner a este libro, que no obstante, consigue el objetivo de motivar al lector para que intente cambiar su vida. Aunque dada la implicación media, seguro que pasa como después del verano, cuando muchos se proponen empezar una colección de las que se anuncian en la tele o se ponen a correr tres días a la semana porque quieren estar más "macizos", y la motivación dura lo que el lector supone.

La dama de hierro
Y de la película La dama de hierro, que también he tenido ocasión de ver en el cine, no quiero hablar mucho, porque tal y como están las cosas, algún día producen una película para ensalzar la figura de Fraga. Abro una encuesta para elegir al actor que encarnaría a semejante personaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario