miércoles, 11 de enero de 2012

EL TOPO ERA LEMPRIERE



¿Cuántas veces acabamos en el cine por inercia? Es domingo, el típico día que uno aprovecha para vestirse (de domingo), salir de casa y darse una vuelta por el centro de su ciudad. ¿Y qué se puede hacer en el centro? Pues aparte de pasear y de mirar al resto de la gente paseando con sus mejores galas, ir al cine. Eso es lo que hicimos este pasado fin de semana, y la película elegida fue EL TOPO, una peli basada en el libro homónimo de John Le Carré. La elección fue por descarte, pero tengo que reconocer que me gustó la trama detectivesca que tanto se ramificaba y se ramificaba, que hasta dos horas después no pude asimilarla (y aún tengo mis dudas que me las llevaré hasta la tumba, aunque sea sólo por orgullo). Una curiosidad: Gary Oldman, en la película el agente George Smiley, estaba caracterizado de tal manera que me recordaba a una persona conocida, pero no sabía a quién, hasta que también dos horas después caí en la cuenta de que se parecía muchísimo a una persona que trabaja en mi misma empresa. Me gusta coleccionar este tipo de curiosidades que se cazan por casualidad, que se cruzan en mi camino por azar. El último libro que me he leído es El diccionario de Lemprière escrito con tan sólo 28 años por Lawrence Norfolk. Es un libro denso, de los llamados "difíciles de leer", que parece salido de la órbita del libro de Umberto Eco "El nombre de la rosa". Se mezclan multitud de datos históricos (esta vez sin "negros" que se curren la documentación) con diferentes tramas que van formando capas y capas espesas en el libro hasta su desenlace final. Siempre me pasa con este tipo de libros tan gordos (más de 600 páginas), que en algún momento de su lectura me aburren sobremanera, y que si estuviera en mis manos, los sometería a una cura de adelgazamiento a base de tijeretazos. ¡Probádlo alguna vez!. Coged un libro, sin miedo, arrancándole esas páginas de más que son insufribles, y la historia se seguirá sosteniendo sin perder un ápice de interés. Mi versión perfecta de este libro sería como máximo de 350 o 400 páginas. Es que soy de esas personas que siempre desconecto cuando me toca conversar con gente pesada y nunca me he sentido a gusto con los kilos de más. Pero si os gustan las comidas picantes y especidas, os recomiendo la lectura de este libro. Si yo he aguantado como un jabato, vosotros también podéis.

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