miércoles, 16 de febrero de 2011

EL FUERTE VIENTO


El fuerte viento ha desperezado al cielo formando jirones de nubes teñidas de rojo simulando una aurora boreal. Parece que el cielo ha nacido por primera vez, y que ha sido expulsado del paraíso toda la sobriedad y el inmovilismo para crear un paisaje digno de la madre naturaleza. Ella nos marca la pauta de lo que tiene que ser un despertar, y nosotros tenemos que estar a la altura de las circunstancias intentando seguir sus pasos a lo largo de esta nuevo día.
Siempre es tiempo para dejar un libro sin leer. No hay esperanza para esos proyectos que nacen retorcidos o faltos de luz que los ilumine. No sé para que salen a las librerías esos libros. ¿Somos tan vanidosos para pensar que todos tenemos derecho a escribir un libro? Casi es más fácil tener un hijo, e incluso más, plantar un árbol. Si uno quiere hacer algo importante en esta vida que se dedique mejor a esas dos actividades. Así podré cobrar mi pensión cuando me jubile y descansar a la sombra de un árbol cuando el calor apriete. Últimamente, llevo leídos varios libros que no me han aportado nada. No doy datos para no herir sensibilidades. ¡Qué más da, con tantos como hay! Y como soy un poco tonto, un tanto ingenuo, soy incapaz de abandonar la lectura de esos libros tan malos. Me aferro a la esperanza de que, un líneas más atrás, surja la magia de la literatura. Cuento con la paciencia suficiente para no abandonar el barco al primer aviso de naufragio. Aunque sea por respeto al autor y a las horas de trabajo que han servido para ir levantando ese muro de palabras, aunque sea mal ensambladas. Y al final, como a cabezón no me gana nadie, me estrello contra ese muro, pierdo momentáneamente el conocimiento, y al instante, recobro el entendimiento con un cielo coronado de estrellitas nublando mi visión.

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