miércoles, 5 de mayo de 2010

DUBLINESCA



Si las cenizas del volcán Islandés lo permiten, este fin de semana Elena y yo viajaremos a Dublín. Se trata de una pequeña escapada para poder conocer esta ciudad tan relacionada con el mundo de la literatura gracias a sus famosos escritores nacidos allí. En pocas horas recorreremos sus calles, beberemos cerveza en sus pubs y visitaremos algún museo o catedral. Bueno, dependerá de cómo nos distribuyamos el poco tiempo con el que contamos. Esta parrafada me sirve de introducción para comentar que el último libro que me he leído ha sido Dublinesca, de Enrique Vila-Matas. En este libro se habla mucho sobre Dublín, y también mucho sobre James Joyce y Samuel Beckett. Nunca me ha decepcionado Vila-Matas, porque leyendo sus libros uno respira literatura por los cuatro costados. El escritor sabe transmitir su amor por la literatura en cada una de sus páginas, y esa peculiaridad le hace ser diferente a la mayoría de los escritores. En este libro se describen varios momentos de transición que afectan tanto al protagonista del libro, un editor catalán recientemente retirado de sus negocios, como a lo que Vila-Matas denomina “un cambio de época”, en el que se advierte la primacía de la era digital frente a la era Gutemberg. Y como todo cambio, provoca desconcierto e incertidumbre, como la del propio editor, un hikikomori que canaliza toda su energía en su nueva adicción a internet, y de paso, intenta aparcar su aburrimiento con este nuevo entretenimiento y fuente de información. El lector de Dublinesca también se siente como un hikikomori cualquiera, porque siempre pasa con Vila-Matas que las continuas referencias que aparecen en sus libros te obligan a traspasar los límites del papel. Si hay libros en los que es necesario contar con una enciclopedia de apoyo o estar en red para ampliar la información de lo que estamos leyendo, Dublinesca es uno de de ellos.

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