lunes, 20 de mayo de 2013

BILBAO-NEW YORK-BILBAO DE KIRMEN URIBE



Arranca muy bien esta novela de Kirmen Uribe con esa comparación entre los anillos de un tronco y las escamas de un pez:

"Los peces y los árboles se parecen.
Se parecen en los anillos. Si hiciéramos un corte horizontal a un árbol veríamos sus anillos en el tronco. Un anillo por cada año transcurrido, es así como se sabe la edad del árbol. Los peces también tienen anillos pero en las escamas. Y al igual que sucede con los árboles, gracias a ellos sabemos cuantos años tiene el animal.
El anillo de los peces lo crea el invierno. El invierno es el tiempo durante el cual el pez come menos, y el hambre deja una marca oscura en sus escamas porque su crecimiento es menor durante esta época. ..
Y como los anillos de los peces, los momentos más difíciles van marcando nuestras vidas, hasta convertirse en medida de nuestro tiempo. Los días felices, al contrario, pasan deprisa, demasiado deprisa, y enseguida se desvanecen.
Lo que para los peces es el invierno, para las personas es la pérdida. Las pérdidas delimitan nuestro tiempo; el final de una relación, la muerte de un ser querido.
Cada pérdida es un anillo oscuro en nuestro interior".


Muy poético. Sigue en la misma línea metafórica unas páginas más adelante cuando compara el euskera con el mapa de un tesoro:

"Vuestra lengua parece el mapa del tesoro. Si desenfocas el resto de letras y percibes sólo las x, parece como sí te guiarán por la ruta del tesoro".
Me pareció que aquello era lo más bonito que se podía decir de un idioma que no conoces, que se asemejaba a un mapa del tesoro.


También muy poético y con una potencia simbólica admirable. Pero a medida que avanza el libro se va diluyendo mi interés por la lectura de este libro ya que los hechos reales toman el mando de la historia y la ficción narrativa pasa a un segundo término. ¡Qué pena! Sé que es un asunto premeditado y que es una elección personal del autor, pero a mí no me aporta nada por ejemplo, el dato de los kilómetros que faltan para el aterrizaje del avión que conduce a Kirmen Uribe hasta New York, o lo maja y simpática que resulta ser la compañera de asiento que le ha tocado en suerte. Será una cuestión de gustos, pero tanta dosis de realidad me resulta empalagosa y no considero justificado tanto relleno. Se suele decir que la ficción supera a la realidad, nada más evidente en este libro de Kirmen Uribe; que sí, que es una obra de calidad con premio literario incluido, pero que hubiera crecido desde el punto de vista literario si hubiera contado esa "verdad" desde el terreno de la ficción. 

Y aquello que comenzó bien, ya lo dije al comienzo de esta reseña, acaba pasado de vueltas con un poema dedicado a su hijo adoptivo. Un comienzo poético de este libro rematado con un final lacrimoso. No obstante, si mezclamos todos los ingredientes de este relato, los buenos y los fallidos, el resultado final se compensa y se diluye todo aquello que pudo ser y no fue.

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