sábado, 15 de octubre de 2011

IN-TEY

08/08/11 Un día más en tierras birmanas. Salimos en barca hasta el pueblo de In-tey que está enclavado al final de un ramal de uno de los ríos que abastecen de agua al lago Inle. El paseo en barca nos resultan a todos mucho más bonito, con sus zonas estrechas y reviradas que obligan a los barqueros a ser precavidos en las curvas para evitar choques entre barcas, y con el paso por debajo de varios puentes de madera que sirven de comunicación para los campesinos en esta venecia del sudeste asiático. Una vez que llegamos al pueblo visitamos su mercado bullicioso, y para nuestra sorpresa, encontramos a muchos de los mismos comerciantes que ayer estaban instalados en el mercado de Phaung Daw Oo. Después de las compras, -que siempre hay que comprar algo con tanto chollo en el mercado-, subimos las escaleras que nos conducen hasta la pagoda del pueblo. Esta pagoda destaca por sus múltiples estupas, algunas muy antiguas de ladrillo, y también esconde un pequeño tesoro en forma de sendero en la montaña con su cima coronada con otra estupa en construcción que ofrece unas vistas inmejorables de todo el lago Inle. Regresamos al pueblo y visitamos un taller de platería. Luego entramos en un comercio para ver a unas mujeres jirafa de la etnia padaw. Las pobres mujeres sirven de atracción para reclamo de turistas. Las contrata el dueño del comercio para que posen con su mejor sonrisa ante las cámaras de los "turistas-francotiradores". Nuestro guía nos informa que a pesar de que se sientan utilizadas por su imagen, estas mujeres tienen suerte porque se han visto obligadas a huir de la guerra por culpa de los señores de la droga y el ejército. Más interesante es sacar fotos a los huertos flotantes que la etnia Intha cultiva en el lago. Esta etnia se ha adaptado a la vida en el lago de una forma muy ingeniosa. En vez de cultivar sobre la tierra directamente, esta gente dispone las hileras de tomateras en el mismo agua del lago utilizando un lecho de algas secas que extraen del mismo lago y que luego rellenan de barro Para completar todo este ingenio se valen de una estructura de cañas de bambú que clavan en el fondo del lago. ¡Y ya está! Que el sol pega más a la izquierda, no importa, se mueve la fila de tomates y se coloca en donde mejor convenga. La recolección, por supuesto, se realiza en las barcas con los que no les hace falta andar mucho. Otra peculiaridad de esta etnia es la técnica que utilizan para pescar. El pescador se encuentra de pié en la barca, y en vez de remar con los brazos, reman con una pierna enroscada al remo que mueven con destreza para que la embarcación se desplace, y ellos mientras, tienen los brazos liberados para pescar con sus redes. No faltaba más, de regreso a nuestro hotel en Nyaung Swe nos hartamos de sacar fotos de estos pescadores mientras faenan.

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