martes, 27 de julio de 2010

TIEMPO DE VIDA


Hacía tiempo que no leía un libro autobiográfico tan extraño. Es un trabajo que destaca, sobre todo, por su sinceridad a la hora de narrar la relación del autor con su propio padre, el pintor Juan Giralt. Me figuro que el autor se ha tenido que enfrentar constantemente con el pudor de tener que hablar de cuestiones tan personales, que a nadie ajeno a la familia le importan, salvo que pretendas ensalzar la figura de tu padre. Él se refiere varias veces a que es necesario coger distancia y sobrevolar por encima para distinguir lo que se debe y lo que no se debe contar, ya que es fácil dejarse llevar por las emociones y caer en la cursilería. Y para mí, ese es el punto fuerte de este libro, ya que todo está contado con sinceridad y cariño, pero sin caer en los aspectos más socorridos del melodrama. A lo largo del libro se cuentan muchas miserias, unas propias de la grave enfermedad que sufrió su padre por culpa de un cancer que le llevó a la muerte, y otras, que se refieren a la relación padre-hijo hasta el fatal desenlace de la enfermedad. Desde las desavenencias y continuos altibajos propios de toda relación familiar, hasta la entrega total por parte del hijo durante la grave enfermedad de su padre, dejando al margen todos los rencores anteriores. “Tiempo de vida”, es un libro que describe el paso del tiempo, con sus continuas referencias a fechas y lugares que pintan un paisaje de luces y sombras, pero que en todo momento nos advierte de la suerte de estar vivos, de poder luchar por aquello que nos llena de gozo. Me quedo como resumen del libro, con una frase del padre de Marcos Giralt anotada en su diario: “pintar es crear algo en donde antes no había nada”.

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