viernes, 20 de noviembre de 2015

FORMAS DE VOLVER A CASA DE ALEJANDRO ZAMBRA

Reflexiones sobre la literatura, sobre el oficio de escribir y sobre el papel de sentirse escritor. Estos pensamientos se ponen en boca del narrador, que a modo de diario nos cuenta una historia basada en los recuerdos. Un terremoto es la excusa o el desencadenante que agita su memoria y que da pie para escribir un relato basado en una parte de su vida.

"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla".

Este libro lo he cogido prestado de la biblioteca. Y cada una de las frases que he entresacado estaban también subrayadas por un lector anterior. A parte de analizar lo correcto de su actitud, he sentido que esa persona dejaba su rastro llevado por un arrebato. No lo conozco, pero creo intuir que sus inquietudes y sus pesadillas son las mismas que las que a mí me persiguen. 

"Al escribir nos comportamos como hijos únicos. Como si hubiéramos estado solos siempre. A veces odio esta historia, este oficio del que ya no puedo salir. Del que ya no voy a salir". 

Me lo imagino escribiendo un texto similar al mío. Un relato que le sirve como válvula de escape y que canaliza sus inquietudes creativas. Él o ella, porque el arte no conoce de géneros, se siente atraído también por el proceso creativo, por eso que llanamente se denomina el oficio de escritor. Un oficio en donde la curiosidad sirve de excusa para que la imaginación fluya.

"Pienso en este oficio extraño, humilde y altivo, necesario e insuficiente: pasarse la vida mirando, escribiendo".

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