miércoles, 20 de junio de 2012

LA HUMILLACIÓN DE PHILIP ROTH





He leído con verdadero entusiasmo "La humillación" de Philip Roth. Anteriormente ya había leído otra obra suya titulada "Pastoral americana", pero hacía tanto tiempo que ya no me acordaba bien de los detalles de ese libro. Sólo recordaba generalidades, como que me había gustado el estilo del escritor americano y que ésta obra estaba considerada por los expertos como uno de los títulos básicos de la carrera literaria de Roth. La historia de "Humillación" es la historia de un veterano y famoso actor de teatro que un día sufre un bloqueo artístico y su carrera cae en picado. En medio de esa crisis profesional se nos relata también la relación amorosa del veterano actor con una mujer mucho más joven que él, lesbiana por más señas, que acaba trágicamente como uno se puede imaginar si tenemos en cuenta el título de este libro. En poco más de 150 páginas Philip Roth es capaz de contarnos una gran historia basada en las miserias humanas, esas que todos sufrimos en algún momento de nuestras vidas. Como todo el mundo sabe, los toros se ven mejor desde la barrera, por eso es más fácil ver antes los errores de los demás que los propios de cada persona. Sí, es fácil imaginar que la historia de nuestro protagonista no tendrá un final feliz, y como espectadores privilegiados que somos, Roth consigue que los lectores nos identifiquemos con la historia y apoyemos moralmente al veterano actor en sus desgracias. Y en este punto de la historia quisiera apuntar una analogía, no sé si atrevida, con el personaje de Don Quijote de Cervantes. Según se avanza en la lectura del libro se intuye la humillación que sufrirá el veterano actor. Es tan evidente que la relación amorosa que ha iniciado se sustenta tan solo en su imaginación, que no es extraño que los lectores nos sintamos como fieles Sancho Panzas en defensa de nuestro caballero andante. Pero así funciona este mundo, y el que no lo quiera ver es porque va tan ciego por la vida que no se da cuenta de que el infierno está a la vuelta de la esquina.

domingo, 3 de junio de 2012

EL BLOG DEL INQUISIDOR





Hasta hoy no había leído nada de Lorenzo Silva y tenía cierta curiosidad por hacerme con un libro suyo. Lo sigo en twitter y sé que es un escritor con cierto prestigio que no duda en ofrecer sus libros a precios más baratos como contrapartida a la piratería que está asentándose cada vez más en la red. Cada vez hay más gente que piensa que es necesario abaratar los precios de los libros digitales para cambiar los hábitos de aquellas personas que sólo piensan en piratear. La batalla no ha hecho más que empezar, pero es importante no quedarse dormido a las primeras de cambio, porque si no se toman pronto las medidas adecuadas sucederá lo que ha pasado con la industria musical o cinematográfica. Otra discusión sería analizar si esos derechos de autor deberían distribuirse en un porcentaje más equitativo, beneficiando más al propio autor que a la industria que tiene a bien publicar sus trabajos. 


 En cuanto al Blog del inquisidor hay que decir que es un libro entretenido, bien documentado, correctamente escrito, etc, etc. A muchos nos gustaría escribir con la soltura de Silva y con la manera que planifica la historia que desea contarnos. Otra cosa buena de este libro: una estructura perfectamente armada. Bien, pero sin menospreciar al autor, me ha parecido un libro de entretenimiento, que es al fin y al cabo, ya lo sé, lo que todo libro debe ofrecer como primera condición. Pero es que a mí, si no estoy con "las pilas descargadas", me suelen gustar más las historias con cierta profundidad y con personajes sin estereotipar. Sí, me gustan los libros que me emocionan, que me ofrecen algo especial y diferente. Puede estar tranquilo Lorenzo Silva, porque mi opinión es la de un tipo raro y especial, que como lector suelo decantarme por aquellos escritores que hablan abiertamente de sus miserias, de esas frustraciones que los vuelven locos, y que gracias a sus delirios son capaces de imaginarse mundos tan extraños para gran parte del mundo pero a su vez tan cercanos para ellos. Ellos no escriben para salvar a los demás, no, sólo escriben para salvarse a sí mismos. Y por eso me identifico con esos escritores, que agazapados en la selva, son al fin y al cabo una especie en extinción.