lunes, 14 de diciembre de 2009

MI PRIMERA ENTRADA


Siempre hay una primera vez. Nadie nace con la gracia de la sabiduría. Con el día a día se adquiere conocimiento y constancia. Tras un error, lo fácil sería caer en la desesperación, pero la experiencia dicta todo lo contrario. Sólo hay que escuchar su voz, poner la oreja pegada contra el muro y escuchar lo que parece insinuarse en la lejanía. Con paciencia uno llega a percibir una corriente de palabras, cada vez más nítido, cada vez más fuerte. Ya llega, ya redoblan sus pasos tan cerca de este hombre gris, que hasta se atreve a describirlo con torpes palabras que nombra a tu lado.