lunes, 25 de noviembre de 2013

EN LA ORILLA DE RAFAEL CHIRBES



RafaelChirbes está considerado por la crítica como uno de los grandes escritores realistas españoles. No sé si es el Antonio López de las letras, pero creo que entre los dos artistas hay muchas semejanzas, como por ejemplo esa mirada tan personal que profundiza en la médula de las ideas, y por supuesto, esa facilidad para plasmar en arte su esencia. Sus últimos libros ahondan en temas tan actuales como la crisis económica, la especulación inmobiliaria y el auge de una nueva clase social de trepas sin escrúpulos. Todo esto, bien mezcladito, forma el argumento de "En la orilla". El autor pone el dedo en la llaga con cada pincelada que traza sobre el papel. No hay frase que cuelgue inerte en el vacío. No se agrupan las palabras buscando sólo una pose para el recuerdo. Y, por supuesto, sí se asocian para formar un sonido envolvente y opresivo, además de crear una atmósfera que huele a fango y a sucia agua estancada que esconde armas, cadáveres y muchas miserias arrojadas valiéndose del cobarde anonimato. En definitiva, el escritor ha creado un paisaje muy apropiado para la temática del libro. Un paisaje ambiguo que puede resumirse en la siguiente frase del libro:

"La heroica historia de Judith, la criminal historia de Judith, o la triste historia de Judith, como prefieras. Es la ideología la que pone los adjetivos".

Y también un mundo en donde priman las apariencias y en el que las cualidades humanas se rigen solamente por el interés:

"Uno no es exactamente lo que come, como dicen los clásicos, y como yo mismo he dado por supuesto, sino que uno es, sobre todo, dónde come, y con quién come, y cómo nombra con propiedad lo que come, y el acierto con que elige en la carta lo más correcto y lo hace ante testigos, y uno es, muy especialmente el que luego cuenta lo que come y con quién. Si sabes eso de alguien, sabes quién es el pájaro. A qué altura vuela. Si merece la pena perder un cuarto de hora con él, pagarle copa y hasta intentar citarte para cenar otro día, establecer una relación".

En fin, que Rafael Chirbes ha conseguido retratar un mundo en donde sus personajes, léase toda la sociedad actual, ha abandonado los principios básicos que regían su vida de forma natural para decantarse por ese submundo en donde la economía mercantilista influye sobre cada minuto que vivimos y sobre cada paso que andamos.

Si los grandes triunfadores de este libro son esa minoría de gentuza especuladora que no duda en timar para conseguir sus fines, los perdedores son la mayoría de los protagonistas de este crudo relato, que sufren en sus propias carnes "los daños colaterales" provocados por las acciones de estos personajes sin escrúpulos. 


Si por lo menos, gracias a este libro tomásemos nota y actuáramos en consecuencia...

sábado, 9 de noviembre de 2013

EL TERCER POLICÍA DE FLANN O'BRIEN



Tras leer con la sonrisa en la boca "La boca pobre" , valga la redundancia, seleccioné al azar este libro del mismo autor pensando que explotaría la misma vena cómica. Pero no; "El tercer policía" tiene pasajes de cierta comicidad con otros muchos más numerosos que destacan sobre todo por su componente surrealista. Contribuye a esta circunstancia la narración de las experiencias que vive el protagonista del libro en ese infierno tan peculiar al que viaja, junto con las excéntricas teorías del profesor De Selby, como esa en donde argumenta a su manera sobre porqué tiene el mundo forma de salchicha y que son estudio del narrador del libro, o como ésta referente al infierno que cito a continuación:


"El infierno da vueltas y más vueltas. Su forma es circular y su naturaleza interminable, repetitiva y muy próxima a lo insoportable".

Es ese infierno al que bajan en ascensor el protagonista del libro de Flann O'Brien, junto con el sargento de policía, y en el que el protagonista puede pedir todo lo que desee ya que será concedido. Eso sí, hay una pega: es necesario pesar lo mismo tanto en la bajada como en la subida. Por lo tanto, después de que le han puesto el caramelo en la boca tiene que sacrificarse y renunciar a todas sus listas de deseos.

De este libro destaco por encima de todo, su desbordante ingenio que es capaz de crear un mundo lleno de fantasía, en donde por ejemplo, la bicicleta es una prolongación del cuerpo humano, y en donde el lector viaja por diferentes dimensiones dentro de la ficción narrativa como si se tratara de un cuento similar a Alicia en el país de las maravillas. Y esa maestría literaria, ese capacidad para plasmar una idea sacando una brillante reflexión queda resumida en frases tan ingeniosas como éstas:

"Creo que vamos a salir a echar un vistazo, es muy importante hacer lo que es necesario antes de que se convierta en esencial e inevitable".

"Es curioso que cuando uno espera algo horrible, incalculable y devastador, y ese algo no se materializa, uno se siente más decepcionado que aliviado".

Acabo. El libro tiene una estructura circular, similar a ese infierno que describe De Selby que da vueltas y más vueltas, y acaba como empezó: nuestro protagonista regresa al mundo de los vivos, vuelve a su antigua casa donde espera encontrar a su compinche en el asesinato, y éste, que ya ha envejecido por el paso de los años, se da un susto de muerte al reencontrarse con su joven víctima que sigue igual de aspecto y a quien la muerte le ha sentado muy bien.