RafaelChirbes
está considerado por la crítica como uno de los grandes
escritores realistas españoles. No sé si es el Antonio López de
las letras, pero creo que entre los dos artistas hay muchas semejanzas,
como por
ejemplo esa mirada tan personal que profundiza en la médula de
las ideas, y por supuesto, esa facilidad para plasmar en arte su
esencia. Sus últimos libros ahondan en temas tan actuales como la
crisis económica, la especulación inmobiliaria y el auge de una
nueva clase social de trepas sin escrúpulos. Todo esto, bien mezcladito,
forma el
argumento de "En la orilla". El autor pone el dedo en la
llaga con cada pincelada que traza sobre el papel. No hay frase que
cuelgue inerte en el vacío. No se agrupan las palabras buscando sólo una
pose para el recuerdo. Y, por supuesto,
sí se asocian para formar un sonido envolvente y opresivo, además de
crear una atmósfera que huele a fango y a sucia agua estancada que
esconde armas,
cadáveres y muchas miserias arrojadas valiéndose del cobarde
anonimato. En definitiva, el escritor ha creado un paisaje muy apropiado
para la temática del libro. Un paisaje ambiguo que puede resumirse en
la siguiente frase del libro:
"La heroica historia de Judith, la criminal historia de Judith, o la
triste historia de Judith, como prefieras. Es la ideología la que pone
los adjetivos".
Y también un mundo en donde priman las apariencias y en el que las cualidades humanas se rigen solamente por el interés:
"Uno no es exactamente lo que come, como
dicen los clásicos, y como yo mismo he dado por supuesto, sino que uno
es, sobre todo, dónde come, y con quién come, y cómo nombra con
propiedad lo que come, y el acierto con que elige en la carta lo más
correcto y lo hace ante testigos, y uno es, muy especialmente el que
luego cuenta lo que come y con quién. Si sabes eso de alguien, sabes
quién es el pájaro. A qué altura vuela. Si merece la pena perder un
cuarto de hora con él, pagarle copa y hasta intentar citarte para cenar
otro día, establecer una relación".
En fin, que Rafael Chirbes ha conseguido
retratar un mundo en donde sus personajes, léase toda la sociedad
actual, ha abandonado los principios básicos que regían su vida de forma
natural para decantarse por ese submundo en donde la economía
mercantilista influye sobre cada minuto que vivimos y sobre cada paso
que andamos.
Si
los grandes triunfadores de este libro son esa minoría de gentuza
especuladora que no duda en timar para conseguir sus fines, los perdedores son la mayoría de los protagonistas de este crudo relato, que sufren en sus propias carnes "los daños colaterales" provocados por las acciones de estos personajes sin escrúpulos.
Si por lo menos, gracias a este libro tomásemos nota y actuáramos en consecuencia...