viernes, 26 de abril de 2013

LEÓN EL AFRICANO




"A mí, Hassan, hijo de Mohamed el alamín, a mí Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un Papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy.  Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía".

No sé si será el mejor comienzo de un libro que he leído en mi vida, pero sin duda alguna sí que está entre los más cautivadores. Después de leer este párrafo es imposible no dejarse llevar por la historia de este personaje llamado León el Africano. Unas vivencias que le llevan a conocer gran parte del mundo conocido de esa época. Un gran viajero sin patria que ya desde muy joven formó parte de una caravana que lo llevó hasta Tombuctú. En esos viajes pasó hambre, frío y todo tipo de penalidades, pero nunca fueron razón suficiente como para plantearse dejar esa vida de trotamundos que no conoce fronteras. El libro de Amin Maalouf está en todo momento a la altura de este personaje histórico. Se narra la vida del protagonista año tras año, sin pretender ensalzar su figura mediante un estilo recargado y adulador. El resultado de este trabajo es el ensamblaje perfecto del estilo del libro con la sencillez del protagonista y su natural personalidad. Incluso cuando León el Africano trata con personajes históricos tan relevantes como el Papa Clemente VII o el Papa León X, el lector saca una impresión de cercanía que choca con la imagen histórica que hemos estudiado de ellos. En definitiva, no hay mejor forma de sumergirse en los hechos históricos que se narran en el libro (por ejemplo la toma de Granada por los Reyes Católicos o la expansión del imperio otomano), que leyendo la interesante vida de León el Africano. De igual manera, uno se deleita leyendo los pasajes más privados de la vida del viajero, que muestran lo que se viene a llamar en términos históricos la intrahistoria de esos años, siempre a la sombra de esos grandes acontecimientos. Los dos aspectos se compenetran y son de la misma importancia para hacernos una imagen fiel de la época. 

miércoles, 17 de abril de 2013

TREKING POR EL JEBEL SAGHRO



Hace tiempo que quería viajar por Marruecos. En mi entorno de amigos y conocidos casi todo el mundo ya conocía este país. Me figuro que su cercanía a España era el principal motivo, aunque seguramente también influía la posibilidad de realizar un treking por un país que cuenta con la cordillera del Atlas y el aliciente de poder hacer cima en varios de sus montes de más de cuatro mil metros. Esta Semana Santa se nos presentó la posibilidad de hacer un treking con la agencia de viajes Banoa por el Jebel Saghro, una de las zona menos conocidas de Marruecos y que era totalmente desconocida para nosotros. A pesar del primer día en Marraketch en el cual nos llovió desde que aterrizamos en el aeropuerto, la aventura que iniciamos en la población de Ait Hadoun comenzó con buen tiempo, ya que en todo el recorrido tuvimos la suerte de gozar con una temperatura primaveral que acompañaba nuestro deambular por la geografía del Saghro. Menos mal, no me quiero imaginar todo un treking pasado por agua. Hasta que no te adentras en este territorio no sabes con qué tipo de vistas te vas a ver rodeado. En el Saghro el paisaje dominante es del tipo volcánico, con sus peculiares formaciones rocosas que el viento se ha encargado de modelar a lo largo de los años. Si a esto añadimos que el Saghro es una región semidesértica próxima al Sahara, hay que remarcar la importancia de conocer dónde se ubican los puntos de agua que nos permitirán sobrevivir en estas áridas tierras, y que gracias a la experiencia de nuestros guías y muleros solventamos sin dificultad.
Si algo destaca por encima de todo en este treking es que cada día vas a más, ya que jornada tras jornada el paisaje resulta más agradecido para el caminante. También resaltaría para información del viajero interesado, que es una zona muy poco habitada en donde se asientan pequeños poblados bereberes, algunas haimas aisladas, y que resulta muy difícil coincidir con otros turistas durante todo el trayecto.
Y para convencer a todo aquel que quiera desplazarse a esta apartada zona de Marruecos, os puedo comentar que no sólo se disfruta con la caminata diaria, sino que es toda una experiencia dormir cada día en tienda de campaña, como en el fascinante plateau de Anou N'el-Marss a casi dos mil metros de altitud, o ser testigos al anochecer como el sol enrojece una gran mole rocosa en el plateau de Tissgdal, justo un instante, y antes de que te des cuenta te envuelven las sombras de la noche, o tener la suerte de vivir la magia de una noche de luna llena en un lugar tan remoto como Tajalach, o contemplar las impresionantes vistas que casi te hacen adivinar el desierto del Sahara desde la cima del Amlal a 2700 metros de altitud. Y por si todo esto fuera poco, cuando llegas al monte Kouaduch, la última cima del viaje de 2592 metros de altitud, y desde su altura contemplas las vistas de todo lo que has sido capaz de andar a lo largo de este treking, te sientes orgulloso y contento porque has vivido una experiencia muy intensa que recordarás toda la vida. 

El final del treking se sitúa en la localidad de Tagdilt. En el albergue hay duchas y un techo que nos cobija, pero que ya nos resulta un tanto extraño después de varios días durmiendo bajo las estrellas.