Montalbán se hacía mayor y la nostalgia por el paso del tiempo pesaba
sobre los pensamientos del escritor. Era el momento de escribir un nuevo
libro de Carvalho, una historia que mostrara las canas del ya veterano
detective. Lo tenía claro el escritor, debía ser un libro en donde el
protagonista fuera un descreído, un hombre que está de vuelta de todo y
de todos. Y así nació "Quinteto de Buenos Aires", que es una obra
melancólica escrita a ritmo de tango. El pasado se une con el presente y
marca el futuro de la acción narrativa, que en el libro gira en torno a
los desaparecidos. Y, gracias a la maestría de Montalbán, Carvalho se
mete en la piel de los argentinos para bucear entre tanto desaparecido e
intentar sacar a flote la verdadera historia de una niña robada por el
torturador de turno. Hay asesinatos y crueles personajes curtidos en los
sótanos de la dictadura argentina. También hay gente que lucha por
recobrar la normalidad, por continuar viviendo a pesar de tanto pasado
pisoteado de forma tan violenta. Al final, ganan los tipos buenos del
libro a pesar de que el mal siempre encuentra una salida por donde huir y
esperar taimadamente su momento. Estoy seguro que el difunto Montalbán
después de escribir este libro se preparó un buen guiso a modo de
celebración, como esos platos tan elaborados que el escritor nos
describía en sus libros y que eran su marca de fábrica. Una cosa está
clara, Montalbán tenía tan buena mano con la cocina como con la
escritura, ya que nadie se quedaba con hambre después de leer un libro
suyo. Eso sí, la nostalgia con la que el escritor se embarcó en este
proyecto se transmite al lector entre tango y tango (el autor se ha
atrevido incluso a escribir la letra de varios tangos). El tópico
argentino de Maradona, tango y los desaparecidos se cumple también en
este libro. Al parecer, resulta imposible no hablar de estos tres temas
cuando nos referimos a Argentina, y aunque también se tratan otros
tópicos, como el de Borges o los asados, en este libro no sobra casi
nada. Otra cosa son los asados que se organizan en Argentina, que son
valorados más por la carne que sobra que por la que se comen los
invitados. Así son los Argentinos.
jueves, 26 de julio de 2012
miércoles, 11 de julio de 2012
AIRE DE DYLAN
He vuelto a Vila-Matas con la lectura de Aire de Dylan. Bueno, nunca me he
alejado mucho de su benéfica influencia basada en un estilo que destila tanto amor por la literatura que llega incluso a mezclarse en sus ficciones, formando capas y capas superpuestas unas a otras de forma muy personal. Las referencias literarias se mezclan con la vida imaginaria de los protagonistas de sus libros, y aunque hay lectores que puedan despistarse en esa trama que oculta a veces el argumento de la obra, los que seguimos habitualmente a Vila Matas sabemos apreciar esa erudición que claramente no es un artificio decorativo. Y, sin más preámbulos, paso a comentar lo que me ha parecido este libro. Antes de empezar entresaco un comentario que me ha gustado del último artículo de Vila-Matas en El País: La literatura no es más que un pacto entre el lector y el escritor para crear un espacio de imaginación común. Ese pacto se cumple perfectamente en Aire de dylan. El espacio de imaginación creado no es un espacio vacío de contenido, ya que en su obra no se genera ningún devastador agujero negro, como en otras lecturas sin sentido que de vez en cuando se cruzan en el camino del aficionado a la literatura. Gracias a la lectura de Aire de Dylan he tenido la suerte de gravitar en ese espacio sin enterarme de lo que sucedía en el resto del mundo, aislado de la realidad, sumergido en la ficción que es al fin y al cabo otra realidad distinta a la ya habitual. Ya sé que sólo hablo de sensaciones, que todavía no he comentado ni de qué va este nuevo libro de Vila-Matas. Pero para eso están los demás blogueros especializados en reseñas literarias y los eruditos críticos literarios que escriben su opiniones en los suplementos de cultura. No sé si será que ya no valgo para destripar textos con la frialdad que se le supone a ese cometido; no sé si será que me he vuelto muy sensible, pero en esta entrada sólo he hablado de sensaciones comunes; o eso espero.
alejado mucho de su benéfica influencia basada en un estilo que destila tanto amor por la literatura que llega incluso a mezclarse en sus ficciones, formando capas y capas superpuestas unas a otras de forma muy personal. Las referencias literarias se mezclan con la vida imaginaria de los protagonistas de sus libros, y aunque hay lectores que puedan despistarse en esa trama que oculta a veces el argumento de la obra, los que seguimos habitualmente a Vila Matas sabemos apreciar esa erudición que claramente no es un artificio decorativo. Y, sin más preámbulos, paso a comentar lo que me ha parecido este libro. Antes de empezar entresaco un comentario que me ha gustado del último artículo de Vila-Matas en El País: La literatura no es más que un pacto entre el lector y el escritor para crear un espacio de imaginación común. Ese pacto se cumple perfectamente en Aire de dylan. El espacio de imaginación creado no es un espacio vacío de contenido, ya que en su obra no se genera ningún devastador agujero negro, como en otras lecturas sin sentido que de vez en cuando se cruzan en el camino del aficionado a la literatura. Gracias a la lectura de Aire de Dylan he tenido la suerte de gravitar en ese espacio sin enterarme de lo que sucedía en el resto del mundo, aislado de la realidad, sumergido en la ficción que es al fin y al cabo otra realidad distinta a la ya habitual. Ya sé que sólo hablo de sensaciones, que todavía no he comentado ni de qué va este nuevo libro de Vila-Matas. Pero para eso están los demás blogueros especializados en reseñas literarias y los eruditos críticos literarios que escriben su opiniones en los suplementos de cultura. No sé si será que ya no valgo para destripar textos con la frialdad que se le supone a ese cometido; no sé si será que me he vuelto muy sensible, pero en esta entrada sólo he hablado de sensaciones comunes; o eso espero.
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