viernes, 25 de marzo de 2011

TRES ATAÚDES BLANCOS


Me ha gustado mucho la historia principal de amor que se narra en el libro "Tres ataúdes blancos" de Antonio Ungar. Sí, más que otras temas que trata el libro, como el thriller, la sátira política, el humor negro o el tema del doble. Seguro que habrá otros que se sentirán más atraídos por los tejemanejes que genera la corrupción en la política, que se trata ampliamente en el libro, incluso se podría decir que como tema principal. Pero a mí el desarrollo de este amor entre los dos protagonistas me atrae bastante más (es que en el fondo soy un romántico). Y no es un amor de telenovela aunque el autor sea de nacionalidad Colombiana, porque la historia está tejida con paciencia, con su principio apasionado y erótico que se irá transformando poco a poco en un amor más sereno, más contenido. No hay melodrama a pesar de los altibajos propios de toda relación y del ambiente de violencia en que se desarrolla. En este libro coexisten también en el tiempo otros amores, como el que desarrollan el protagonista de la historia por su padre, o el del jefe de guardaespaldas por su novia. Todos están tratados de una forma muy honesta, muy humana. Y esa es la mejor forma de identificarte con los personajes de una historia y que te enganche la lectura de sus peripecias. No se puede pedir más a un libro.

lunes, 21 de marzo de 2011

PECERITAS CON BEBIDAS ESPIRITUOSAS


¿Qué se puede hacer en Vitoria cuando se trata de organizar una visita a unas amigas foráneas? ¿Qué visitar cuando uno mismo piensa que la oferta es escasa, que en dos patadas has visto todo lo que hay que ver de ésta, nuestra pequeña ciudad de provincias? Yo creo que lo mejor es dejarse de improvisaciones y recurrir al socorrido turismo gastronómico. Por eso, previo paseo por el casco viejo de la ciudad para abrir el apetito, hay que encaminarse hacia un buen restaurante, de los que hay bastantes en Vitoria, para degustar una buena comida regada con vino tinto de la tierra. ¿Que no se les ha nublado suficientemente el entendimiento? Pues nada, toca llevarlas al bar Zilarran en la calle Pintorería para terminar de emborracharlas con un buen gin tonic. Es que la vida se ve mejor al contemplarse a través de las peceritas con bebidas espirituosas que te preparan los experimentados camareros de este bar. Sentados cómodamente las horas transcurren en animada charla, en grata compañía se hacen planes de futuro, se organizan nuevas reuniones para corresponder a la visita, etc. En fin, que no se me ocurre mejor manera de pasar un buen día, y que cunda y fomente tanto la amistad y camaradería.

viernes, 18 de marzo de 2011

PAGES


He comprado en la APP STORE el procesador de textos PAGES. También tengo el NEOFFICE, el OPENOFFICE, el WORD de OFFICE. Casi al mismo tiempo me bajé la versión de prueba del programa SCRIVENER y la del ULYSSES. Vamos, que procesadores de textos no faltan en mi ordenador para poner a prueba mi creatividad. Y realmente no escribo casi nada. Si abro el PAGES a pantalla completa, con ese fondo negro que dicen que te aísla de todo tipo de distracciones, al instante me entra una miedo escénico que bloquea mis dedos. ¡Qué jodido es escribir! No me extraña que lo único que haya sido capaz de "parir" en tantos años han sido textos breves, cuentos y poesías de menos de veinte versos. Es que me bloqueo en cuanto pretendo escribir un relato largo o un proyecto más ambicioso. Aquellos que aún me aguantan y me quieren me dirán eso de que me falta continuidad, de que con un esfuerzo mayor de concentración sería capaz de escribir un relato más extenso. Y, al contrario, a los que resulto un auténtico pesado les alegrará mi brevedad y concisión. Yo pienso en cambio, que esos cuentos que me salen son la consecuencia del estilo de vida que llevo a diario. Aparte del trabajo, me gusta hacer algo de deporte todos los días, quedar con mis amigos de vez en cuando para tomar unas cervecitas, coincidir con mi novia en algún momento del día para contarnos las penas o comernos los mocos. Por supuesto, también hay que hacer la compra, planchar y cocinar. ¡Ah!, se me olvidaba que tengo padres y que ellos también me reciben con los brazos abiertos cuando les voy a visitar cada semana. ¡Cómo voy a tener continuidad si soy un "culo inquieto", al que le gusta viajar y disfrutar de la vida sin ningún tipo de ataduras! Eso sí, suelo aprovechar cualquier momento para escribir, aunque sean cuatro líneas. Gracias a que en mi trabajo dispongo de un ordenador durante ocho horas es cuando aprovecho, entre factura y factura, para escribir esos textos breves, que de tan breves resultan incompletos. Hay que reconocer que no es nada fácil porque comparto el departamento con otras tres personas. Que se levanta un compañero, hago clic con el ratón para que nadie me vea lo que estoy haciendo; que noto la presencia de un par de ojos inmiscuyéndose en plan cotilla en mi campo de visión, pues a parar con el tecleo que a uno le da respeto eso del qué dirán. ¡Qué jodido es escribir! Y cuando estoy solo ante el peligro en mi propia casa, enciendo el portátil, le doy al icono del PAGES, abro un documento en blanco con el fondo negro a toda pantalla, y sin solución de continuidad me entra tal acojono, que tengo que escribir todo este texto para excusar mi falta de creatividad. Fundido en negro. Fin.

miércoles, 16 de marzo de 2011

OBSERVACIONES


Observaciones:

El denominado por varios compañeros de trabajo como "el delfín", de la noche a la mañana aparca su coche al lado del gerente.

La actual alarma nuclear se olvidará con el tiempo pero el pescado que nos comeremos dentro de pocos años seguirá contaminado.

Me levanto del asiento y mis compañeros de trabajo hacen disimuladamente clic, clic con sus ratones.

La gran ola provocada por el tsunami se tragó en un momento más del 1% del PIB japonés. Ellos sólo piensan en la reconstrucción del hormiguero.

¿Quién a través de twitter y de facebook les vendió "la moto" a los denominados rebeldes libios?

Llueve sobre mojado, y eso que no miramos salvo lo que conviene a nuestros amos.

miércoles, 9 de marzo de 2011

ESQUIANDO EN OPACUA


En Vitoria disfrutamos de vez en cuando de poder contar con la nieve bien cerca de casa. Gracias a esta última nevada caída en en los montes alaveses, que no sé si será la última de este raro invierno, el domingo estuvimos esquiando en el puerto de Opacua. Este puerto de montaña situado a unos mil metros de desnivel, es de los primeros que se cierran en la provincia en cuanto caen cuatro copos de nieve. En su cima no hay mucha infraestructura para aparcar el coche y sobre todo cuando nieva es complicado decidir donde dejas el vehículo. Por eso, una vez que llegamos a nuestro destino y cogemos el desvío de la pista en donde se encuentran varios parkings, comprobamos que todos están llenos de vehículos. Nos vemos obligados a seguir la marcha por la pista hasta que llegamos a un punto en donde la cantidad de nieve acumulada nos acojona. Buscamos marcha atrás el lugar más adecuado para darnos la vuelta. Son necesarias varias maniobras, y los músculos de Elena y dos voluntarios más que justo pasaban por allí, para salir de la trampa de nieve en la que nos hemos metido por cabezonería. Una vez solventada la situación, agradecemos encontrarnos alejados de la marabunta que rodea a las estaciones de esquí (en algunos casos denominadas "dominios esquiables", como si fueran territorios surgidos del "Señor de los anillos"), y nos disponemos a esquiar en plan más rústico entre hayedos y campas nevadas. Nos desplazamos aprovechando las rodadas que un todo terreno ha dejado en la pista que conduce a los Rasos de Legaire. Improvisando, saltamos de lado a lado de la pista esquivando las zonas en donde la nieve escasea. En varias ocasiones tenemos que atravesar con los esquís puestos, como si fuéramos patos, alguna que otra zona más amplia de "calvas", incluso, nos mojamos las botas de esquiar atravesando un riachuelo que se cruza en nuestro camino. Ningún obstáculo nos resulta infranqueable. Y, poco a poco, deslizando nuestro esquís a buen ritmo, llegamos hasta los rasos de Legaire. Allí reponemos nuestras fuerzas comiéndonos un buen bocata de jamón mientras el sol calienta nuestras espaldas. No se me ocurre nada mejor para pasar un buen día en el monte, ni mejor ocasión para estrenar la cámara de fotos que me ha regalado Elena por mi cumpleaños.

jueves, 3 de marzo de 2011

EL ESTATUS


Cuando me leo un libro sin una mínima continuidad me pasa lo que me pasa. ¿Y qué me pasa? Pues que pierdo el hilo de la trama, los detalles pasan a ser sombras oscuras en mi memoria y mi poder de valoración queda en entredicho y se convierte en totalmente cuestionable. Y para colmo, ahora tengo que escribir una entrada sobre el último libro que me he leído en esas circunstancias. Se trata de "El estatus", de Alberto Olmos. Me ha gustado menos que Trenes hacia Tokio, pero también me ha parecido más inquietante. ¿Eso es bueno o es malo? Depende. Cuando se trata de leer un libro al que hay que "escuchar" detenidamente, este adjetivo de "inquietante" puede que sea positivo. Y Estatus es de ese tipo de novelas que admiten múltiples explicaciones porque también tiene muchas voces ocultas tras sus palabras escritas. ¡Todo muy inquietante! Eso sí, no se parecen en nada los dos libros mencionados, es como si el autor no quisiera repetirse como hacen otros escritores cuando se trata de aprovechar un filón. Este libro, en cambio, es más un salto al vacío pese a su apariencia tradicional. Sí, porque se arriesga a que un primer lector que se acerque a su obra se pueda perder en los recovecos de la trama de "El estatus" y decida borrar de la lista de escritores imprescindibles a Alberto Olmos. Yo no, yo seguiré leyendo los libros de Olmos aunque me dejen con tantas preguntas sin resolver. ¿Por qué? Porque asumo mi culpa. ¿Y por qué más? Por ser un lector "guadiana" (un día leo dos páginas,otro nada, mañana Dios dirá).